miércoles, 28 de septiembre de 2016

PRESENTACIÓN COMO PÁRROCO DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL DE BURJASSOT DE JAVIER ABAD CHISMOL

¡AUMÉNTANOS LA FE!


Mis primeras palabras de agradecimiento a nuestro querido Arzobispo, el Cardenal don Antonio Cañizares por haber confiado en mí para poder ser el pastor de la Parroquia de San Miguel Arcángel de Burjassot.

Ponerme a disposición de todos los feligreses de esta Comunidad de Burjassot, para mí es en cierto modo una vuelta a casa, pues estuve ocho años de Párroco de San Juan de Ribera, y tengo muy buenos recuerdos, feligreses y amigos con los que he compartido un camino de fe hacia el Señor y el Anuncio del Evangelio.

Desde ya, quiero ponerme a trabajar por esta Comunidad, y quiero contar con todos los grupos que forman parte de la Parroquia, para así de esta manera seguir caminando como cristianos, creciendo día a día, descubriendo la voluntad de Dios en nuestras vidas, siendo testigos de la verdad que nos anuncia Cristo. Toda Parroquia tiene dos misiones fundamentales, una de ellas es cuidar a todos los que forman parte de la misma, para crecer y fortalecerse en el Señor, y otra anunciar a todos los que están fuera el sentido pleno de la vida que se da cuando nos ponemos en manos del Señor, es decir, crecer y darse.

Esta Parroquia tiene como Patrón a San Miguel Arcángel, y desde ahora le pido su protección para ser un servidor de todos, y para no desfallecer y construir una Comunidad en armonía y paz. También la protección de Nuestra Madre la Virgen de la Cabeza, ella que es maestra en la fe y el cumplimiento en humildad de la voluntad de Dios, nuestra Virgen de la Cabeza que nos trajo San Juan de Ribera, devoto de la Virgen, pastor incansable en la transmisión de la fe, con gran devoción veneraba el Santísimo Sacramento, de la liturgia y del servicio a los más pobres. También hacer mención a San Roque, hombre de fe en el Señor, que cura nuestras heridas y nos muestra el camino.

Qué el Señor me ayude en mi pobreza, a ser testigo de palabra, llevando su mensaje y cumpliendo su voluntad.

Javier Abad Chismol

Párroco de San Miguel Arcángel de Burjassot

viernes, 27 de mayo de 2016

SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO 2016


“ALABADO SEA EL SANTÍSIMO 

SACRAMENTO”



Celebramos la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, celebramos la mayor entrega de amor que se ha realizado en toda la historia de la humanidad. El Padre que nos amó sin medida nos dio a su único Hijo Jesucristo para anunciarnos el camino de la salvación.

Tanto nos amó que se entregó por nosotros en la cruz, cargó con nuestro pecados y nuestras infidelidades.

Una vez terminado su camino por este mundo nos dejó la Eucaristía como viático, como alimento para el camino. Su alimento es para la vida eterna, camina con nosotros y cada vez que comulgamos el Señor pasa a formar parte de cada uno de nosotros, nos configuramos con Él y por lo tanto el Sacramento nos da la comida espiritual que necesita nuestra alma, para así alcanzar la plenitud y gozar ya del amor de Dios en nuestra vida mortal.

En la Eucaristía se nos ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la resurrección. La Eucaristía es el misterio de la fe, todos los días la celebramos, pero en esta solemnidad tiene que ser de una manera especial. 

El Sumo Sacerdote Melquisedec agradece a Dios la victoria, y lo hace con el pan y con el vino.

La multiplicación de los panes es el anuncio de la Eucaristía, pero lo es como algo que nos llevará mucho más allá de nuestra vida mortal, nos da la verdadera vida, la que no perece y se marchita, es el alimento que nos dará la fuerza para seguir en la misión que cada uno tenemos encomendada en nuestra vida, solos, sin brújula, ni mapa, no podemos seguir, tenemos que reconocer a Cristo como; camino, verdad y vida.


¡ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO!

¡ALABADO SEA POR SIEMPRE!


Javier Abad Chismol.

sábado, 14 de mayo de 2016

PENTECOSTÉS 2016


ENVÍA TU ESPÍRITU



Estamos en el tiempo de la plenitud del Espíritu Santo. Él es nuestro gran defensor, es el que impulso a Jesús en la vida pública, y ese mismo espíritu guío a la Iglesia en sus primeros pasos, y es más, no podemos olvidar que es ese mismo impulso el que nos sostiene y nos ánima a permanecer en la Iglesia de Cristo.

Concluyen en Pentecostés los cincuenta días de la Pascua y lo conmemoramos junto con la efusión del Espíritu Santo sobre los discípulos en Jerusalén, los orígenes de la Iglesia y por lo tanto, la misión de la Iglesia, una misión a la que se incorpora toda la humanidad, y que somos todos coparticipes. Por nuestra condición de bautizados, y por la gracia recibida en el bautismo nos incorporamos a la misión.

La presencia del Espíritu tiene una triple finalidad: primero continuar en la Iglesia en el plan de la historia de la salvación para con toda la humanidad; segundo: para llevar a término la obra comenzada por Cristo después de la Ascensión del Señor y convertir de esta manera a los discípulos en mensajeros de paz y perdón; y tercero: para que el Espíritu Santo comunique sus dones a sus fieles a favor del bien común y de la Iglesia.
Los dones del Espíritu Santo son siete: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

Que al igual que los discípulos en Pentecostés podamos llenarnos de la gracia para poder entendernos todos los hombres con el lenguaje universal del Evangelio que es la caridad y el amor.

Dejemos que el Espíritu actúe en nuestras vidas para llevar a término la misión encomendada a la Iglesia que es el anuncio del Evangelio, de la verdad que nos hace libres.


JAVIER ABAD CHISMOL