sábado, 8 de junio de 2019

DOMINGO DE PENTECOSTES 2019


ENVÍA TU ESPÍRITU



Estamos en el tiempo de la plenitud del Espíritu Santo. Él es nuestro gran defensor, el Paráclito, es el que impulso a Jesús en la vida pública, y ese mismo espíritu guío a la Iglesia en sus primeros pasos y por supuesto también nos acompaña ahora a todos nosotros.
Concluye en Pentecostés los cincuenta días de la Pascua y lo conmemoramos junto con la efusión del Espíritu Santo sobre los discípulos en Jerusalén, los orígenes de la Iglesia y por lo tanto, la misión de la Iglesia, una misión que sigue en marcha y que se va pasado de generación en generación gracias al impulso del Espíritu Santo.
La presencia del Espíritu tiene una triple finalidad: primero continuar en la Iglesia en el plan de la historia de la salvación para con toda la humanidad; segundo: para llevar a término la obra comenzada por Cristo después de la Ascensión del Señor y convertir de esta manera a los discípulos en mensajeros de paz y perdón; y tercero: para que el Espíritu Santo comunique sus dones a sus fieles a favor del bien común y de la Iglesia.
 Los seguidores de Jesús se llenaron de coraje para anunciar el Evangelio, salieron de donde estaban escondidos por temor, el Espíritu Santo les llenos de valentía para cumplir la misión que el Señor les encomendaba. Todos entendían el mensaje, lo aceptaran o  no, es la significación de la universalidad de la salvación. Decimos que Pentecostés es lo contrario u opuesto a la Torre de Babel, cuando el hombre ambicionaban ser como Dios y superarlo, cuando se destruyó la torre nadie podía entenderse, por que vivir sin Dios es cerrarse a la verdad y al entendimiento.
Debemos despertar en nosotros los carismas que el Señor nos da cada uno de nosotros, para que seamos capaces de ponerlos al servicio de nuestros hermanos, al servicio del bien común, esa es una de las características del don del Espíritu, que lo que se nos ha dado gratis lo demos gratis a los demás, esa es la plenitud abierta a la generosidad.
Dejemos que el Espíritu actúe en nuestras vidas para llevar a término la misión encomendada a la Iglesia que es el anuncio del Evangelio, de la verdad que nos hace libres.


JAVIER ABAD CHISMOL

sábado, 1 de junio de 2019

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR 2019


“SERÉIS MIS TESTIGOS”



Hoy el Señor asciende a la derecha del Padre, asciende entre aclamaciones de los ángeles, recordamos algo muy importante para nuestra fe, hoy reconocemos que Jesús es Dios, que Jesús es el Mesías, que es el enviado por el Padre para anunciar el camino de la salvación, que es lo mismo que decir que podemos descubrir que podemos ser felices aquí y ahora, que podemos ser hombres y mujeres libres y alcanzar la plenitud.
Celebrar el misterio de la ascensión es reconocer que el Señor ha venido a nosotros por puro amor, por caridad; “nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos”. Jesús ha cumplido la misión encomendada por el Padre, una misión que es pura entrega hasta el extremo. Estuvo entre nosotros para hacerse cercano y cotidiano, para que reconocer al Señor no sea algo de unos pocos, o de la superstición, es algo posible y cercano.
En ese hacer de Dios está la sabiduría y la plenitud, está la razón de nuestro existir, y sobre todo la posibilidad de ser felices de verdad, porque no estamos solos, porque tenemos un gran defensor que está a nuestro lado y que nunca nos dejará, es el Espíritu Santo, que nos acompaña todos los días de nuestra vida, esa fuerza no nos dejará, será nuestro guía, nos concederá sabiduría y prudencia, y lo que es muy importante fuerza para ser testigos de la verdad plena.
Nuestra misión es el Anuncio de esa verdad que se nos ha revelado, y ese Anuncio es que Jesús vino al mundo, predico haciendo el bien, nos dio el Evangelio, murió por cada uno de nosotros y resucito de entre los muertos venciendo así a la muerte, y que ascendió al cielo y se encuentra sentado junto a la derecha del Padre para interceder por todos nosotros.

JAVIER ABAD CHISMOL