sábado, 19 de diciembre de 2015

IV SEMANA DE ADVIENTO 2015

LA VENIDA INMINENTE DEL SEÑOR

IV SEMANA DE ADVIENTO (C-2015)



La venida del Mesías está llena de signos que nos hacen caer en la cuenta de que el Señor está cerca, que está a la puerta. El primero de los signos es Belén, porque Miqueas anuncia que el esperado por todos nacerá en la pequeña aldea de Belén.

En Belén se demuestra la sencillez y la pequeñez que ama el Señor, nace en un lugar pobre y apartado para hacerse cercano a todos, su pequeñez demuestra su grandeza. El Mesías no nacerá en una ciudad como Jerusalén, ni nacerá en un palacio, ni siquiera en una cuna, lo hará en una cuadra, en una aldea y un pesebre.

La venida del Señor es sobre todo para obedecer al designio salvifico del Padre, es decir, cumplir la voluntad de Dios, no por pura complacencia, es por algo mucho más grande, es por la salvación de todos los hombres.

Descubrimos aquí el valor de María e Isabel, todo por puro amor a la voluntad de Dios, unido al significado vital de la humildad, reconociendo su pequeñez y viendo la grandeza de Dios.

Hoy también a las puertas de la navidad nos visita también el Señor a todos nosotros, naciendo en cada hogar, en cada corazón, en nuestras vidas.
Que podamos acogerlo en los tres signos que recordamos hoy; el nacimiento en Belén, la visita de María a Isabel y el cumplimiento de la voluntad de Dios.
Javier Abad Chismol




viernes, 11 de diciembre de 2015

DOMINGO GAUDETE


ESTAD SIEMPRE ALEGRES EN EL SEÑOR

III SEMANA DE ADVIENTO (C-2015)



Estamos llamados a vivir con alegría, a desbordar de gozo con el Señor, Él ha estado grande con nosotros y por eso estamos alegres. Los cristianos tenemos que caracterizarnos por la forma de vivir, por la forma de afrontar la vida y por nuestra alegría en lo que hacemos y decimos.

Por eso no tememos, porque está presente nuestro Salvador, porque viene a sacarnos de nuestro pecado, de nuestra oscuridad, de nuestras tinieblas, esa es nuestra bandera, y ese es el mensaje que se tiene que trasmitir a todos los hombres del mundo.

Jesús  vino al mundo para enderezar lo torcido, tiene que haber un nosotros un deseo de renacer, de querer ser mejores, de que nuestro comportamiento y nuestra actitud haga construir una sociedad mucho más solidaria y mucho más justa.

El mundo lo formamos todas las personas, y todos somos hijos de Dios, todos llamados a cumplir una misión que es la que salvar nuestra alma, una vez descubierto esto, pongámonos a trabajar todos, cada uno en su sitio, en su lugar, nuestra propia conversión que debe llevar además a la llamada al encuentro gozoso con el Señor, porque hoy anunciamos que va a nacer un salvador, que es  el Mesías. El Enviado viene a cumplir la misión de poner orden a un mundo que se empeña en vivir al margen de Dios, que no asume su condición de criatura, y por lo tanto al igual que Adán y Eva andan perdidos, desorientados y avergonzados.

Que el Señor nos conozca por la generosidad y por la bondad, que nada os angustie, que nada haga perder la calma, el Señor viene vestido de majestad, a reinar el mundo en su trono que es un pesebre y el amor a los más pobres.


Javier Abad Chismol

viernes, 4 de diciembre de 2015

II SEMANA DE ADVIENTO (C-2015)

LA SALVACIÓN ESTÁ CERCANA

(Bar 5, 1-9. Flp 1, 4-6. 8-11. Lc 34, 1-6)


Dios viene a cada uno de nosotros, el viene a salvar a su pueblo, ese pueblo que somos todos nosotros, que es toda la humanidad, ese es nuestro gozo y esa es nuestra alegría, hoy de nuevo oímos gritar esa voz que clama en el desierto de nuestra vida.

La humanidad, el hombre, la sociedad es árida cuando carece de Dios, necesitamos la voz del Profeta, del enviado de Dios, que nos anuncia la paz, la verdad y la liberación. Pero el hombre se vuelve obstinado, se agarra con fuerza a los poderes terrenales, no quiere oír la voz de Dios manifestada a lo largo de la historia. La venida del Señor se materializa en la carne mortal, en nuestra condición, y por eso se hace cercana a todos nosotros, es accesible, porque nos habla en nuestra lengua, se manifiesta en lo cotidiano y en los quehaceres de cada día. Es tiempo de conversión, de encuentro y de escucha, es tiempo de liberar al pueblo oprimido por la esclavitud del pecado, de su soberbia y de su autosuficiencia.

Dios devuelve el honor, la dignidad al ser humano, cuando es capaz de acoger el anuncio de la venida del Salvador, cuando sigue los pasos de María que le dice un Si con mayúsculas para acoger la  verdad, cuando acepta su voluntad y tiene el coraje de seguir adelante a pesar de las dificultades, de las incomprensiones.

La verdadera conversión viene de las obras, de saberse abrazar a la verdad, es decir a la caridad auténtica, el amor no es abstracto, al igual que nuestra fe, ni la Palabra de los profetas, escuchemos atentamente las palabras de Juan el Bautista, que nos lleva a un corrección de nuestro pecado, a corregir la desviación de nuestras vidas fruto de la incredulidad. Dios ha comenzado en nosotros una obra buena y el mismo la llevará a término, pongamos en sus manos y depositemos en Él toda nuestra confianza porque se acerca nuestra liberación.


Javier Abad Chismol