CONVERTÍOS Y CREED EN
EL RESUCITADO
Pedro y los discípulos siguen recordando al Pueblo de Israel
lo que ha acontecido, les dice que Cristo es el Señor, el Mesías al que
vosotros crucificasteis. Muchos se dieron cuenta de esto, y se sintieron
culpables por haber dejado de lado al Señor ante la cruz, negándole, huyendo o poniéndose
de perfil.
Ahora se plantean que poder hacer, cual es la misión que el
Señor les ha encomendado, les dijo Pedro: “Convertíos
y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para
remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la
Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.»
La conversión, el reconocimiento de los pecados es la clave
para ponerse en camino, bautizar y anunciar el mensaje de la Buena Noticia y les
exhortaba: «Salvaos de esta generación
perversa.» De aquellos que en nombre de Dios y de la Ley de Moisés acabaron
con Jesús, con la verdad.
Escuchamos como María esta junto al sepulcro llorando porque
se han llevado el cuerpo del Señor, se le aparecieron dos ángeles de blanco y
le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han
puesto.»
Luego Jesús se dirigió a María y conversó con ella: Le dice
Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién
buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo
has puesto, y yo me lo llevaré.» Jesús le dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» - que quiere
decir: «Maestro» -.
Dícele Jesús: «No me
toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y
diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.»
Jesús anima a María con esta aparición a la misión de la
Iglesia y a tener fe y esperanza para anunciar a todos que Cristo vive, que ha
resucitado y está entre nosotros.
Javier Abad Chismol
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