miércoles, 30 de mayo de 2018

SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO



Celebramos la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, celebramos la mayor entrega de amor que se ha realizado en toda la historia de la humanidad. El Padre que nos amó sin medida nos dio a su único Hijo Jesucristo para anunciarnos el camino de la salvación, y la entrega del Hijo fue sin medida, se entregó hasta la muerte, y una muerte de cruz, y todo para redimirnos de nuestras culpas y pecados, es la sangre dada para nuestra redención, a precio de un inocente, cuyo pecado fue la obediencia al Padre y el amor a toda la humanidad.

Tanto nos amó que se entregó por nosotros en la cruz, cargó con nuestros pecados y nuestras infidelidades, Cristo es puro amor, es pura entrega y gratuidad. En la cruz está clavada la salvación del mundo, que se convierte así en bandera discutida.

Una vez terminado su camino por este mundo nos dejó la Eucaristía como viático, como alimento para el camino. Su alimento es para la vida eterna, camina con nosotros y cada vez que comulgamos el Señor pasa a formar parte de cada uno de nosotros, nos configuramos con Él y por lo tanto el Sacramento nos da la comida espiritual que necesita nuestra alma, para así alcanzar la plenitud y gozar ya del amor de Dios en nuestra vida mortal.

En la Eucaristía se nos ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la resurrección. La Eucaristía es el misterio de la fe, todos los días la celebramos, pero en esta solemnidad tiene que ser de una manera especial.

El Sumo Sacerdote Melquisedec agradece a Dios la victoria, y lo hace con el pan y con el vino.

La multiplicación de los panes es el anuncio de la Eucaristía, pero lo es como algo que nos llevará mucho más allá de nuestra vida mortal, nos da la verdadera vida, la que no perece y se marchita, es el alimento que nos dará la fuerza para seguir en la misión que cada uno tenemos encomendada en nuestra vida, solos, sin brújula, ni mapa, no podemos seguir, tenemos que reconocer a Cristo como; camino, verdad y vida.

Acerquémonos al misterio del altar, en que el Señor mismo se nos da a cada uno de nosotros.

¡ALABADO SEA EL SANTISIMO SACRAMENTO DEL ALTAR!
¡SEA POR SIEMPRE BENDITO Y ALABADO!

Javier Abad Chismol.

miércoles, 23 de mayo de 2018

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD 2018



“FAMILIA DE AMOR”



Creemos en la manifestación del Señor a todos los pueblos, a toda la humanidad, y lo hacemos con la seguridad y con la firmeza de que el Padre nos amó desde el principio de los tiempos, que se renueva un plan salvífico de toda la humanidad en su conjunto a lo largo de toda la historia y también en la concreción de nuestra persona, es decir de todos los individuos.

Hablamos de un amor personal que se basa en la unidad, la llamada y el amor de un Dios que quiere nuestra salvación y que salgamos de las tinieblas del error, es una oferta que se nos hace a nivel personal, y es ante todo, una opción de vida.

Moisés llevó en las manos las Tablas de la Ley, los mandatos divinos, aquellos actos y actitudes que en su incumplimiento nos alejan del amor de Dios y que por lo tanto corrompen al hombre, no son normas caprichosas, o características sin sentido de un grupo o un colectivo, es mucho más que eso, es la inscripción a fuego que tenemos depositada en nuestra conciencia y que es de necesario cumplimiento si queremos liberar nuestra alma de la corrupción de nuestra existencia terrenal, manchada por el pecado original y necesitada continuamente de purificación.

En el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de Moisés vemos con claridad la existencia de un Dios en cierto modo lejano, pero que se hará cercano cuando se encarne en nuestra condición humana para hacerse próximo a todos nosotros, y de esta manera vemos en Jesús la posibilidad real del cumplimiento de los mandatos, y no solo normas, si no posibilidad real de poder llevar un estilo de vida diferente, el estilo de vida de Jesús, manifestado en los dichos y en los hechos del Hijo de Dios obediente y sufriente a la voluntad del Padre por puro amor y por pura entrega, llevando así a término la norma suprema, su característica vital del cristiano que es la caridad.

Encontramos así la comunión basada en el amor, en el Padre creador de todo, en la venida del Hijo de Dios, y en la donación que se nos hace del Espíritu Santo, familia de amor de un único Dios manifestado en tres personas, Dios nos ama y nunca nos deja de la mano, no nos deja solos porque nos marca el camino que trasciende nuestra vida carnal y temporal para llevarla a la vida eterna.

La fuerza del Espíritu que no nos abandona nunca a lo largo de nuestra existencia y que  lleva a una plenitud verdadera, es el impulso para salir de la tiniebla y llegar a la verdad plena que se nos revelado a toda la humanidad, el Hijo nos ha marcado el camino encomendado por el Padre para que el ser humano encuentre su lugar en el mundo.

Javier Abad Chismol. 

miércoles, 16 de mayo de 2018

DOMINGO DE PENTECOSTES 2018



ENVÍA TU ESPÍRITU


Estamos en el tiempo de la plenitud del Espíritu Santo. Él es nuestro gran defensor, el Paráclito, es el que impulso a Jesús en la vida pública, y ese mismo espíritu guío a la Iglesia en sus primeros pasos y por supuesto también nos acompaña ahora a todos nosotros.

Concluye en Pentecostés los cincuenta días de la Pascua y lo conmemoramos junto con la efusión del Espíritu Santo sobre los discípulos en Jerusalén, los orígenes de la Iglesia y por lo tanto, la misión de la Iglesia, una misión que sigue en marcha y que se va pasado de generación en generación gracias al impulso del Espíritu Santo.

La presencia del Espíritu tiene una triple finalidad: primero continuar en la Iglesia en el plan de la historia de la salvación para con toda la humanidad; segundo: para llevar a término la obra comenzada por Cristo después de la Ascensión del Señor y convertir de esta manera a los discípulos en mensajeros de paz y perdón; y tercero: para que el Espíritu Santo comunique sus dones a sus fieles a favor del bien común y de la Iglesia.

Los seguidores de Jesús se llenaron de coraje para anunciar el Evangelio, salieron de donde estaban escondidos por temor, el Espíritu Santo les llenos de valentía para cumplir la misión que el Señor les encomendaba. Todos entendían el mensaje, lo aceptaran o  no, es la significación de la universalidad de la salvación. Decimos que Pentecostés es lo contrario u opuesto a la Torre de Babel, cuando el hombre ambicionaban ser como Dios y superarlo, cuando se destruyó la torre nadie podía entenderse, por que vivir sin Dios es cerrarse a la verdad y al entendimiento.

Debemos despertar en nosotros los carismas que el Señor nos da cada uno de nosotros, para que seamos capaces de ponerlos al servicio de nuestros hermanos, al servicio del bien común, esa es una de las características del don del Espíritu, que lo que se nos ha dado gratis lo demos gratis a los demás, esa es la plenitud abierta a la generosidad.
Dejemos que el Espíritu actúe en nuestras vidas para llevar a término la misión encomendada a la Iglesia que es el anuncio del Evangelio, de la verdad que nos hace libres.

JAVIER ABAD CHISMOL

miércoles, 9 de mayo de 2018

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR 2018



SERÉIS MIS TESTIGOS 


Hoy el Señor asciende a la derecha del Padre, asciende entre aclamaciones de los ángeles, recordamos algo muy importante para nuestra fe, hoy reconocemos que Jesús es Dios, que Jesús es el Mesías, que es el enviado por el Padre para anunciar el camino de la salvación, que es lo mismo que decir que podemos descubrir que podemos ser felices aquí y ahora, que podemos ser hombres y mujeres libres y alcanzar la plenitud.

Celebrar el misterio de la ascensión es reconocer que el Señor ha venido a nosotros por puro amor, por caridad; “nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos”. Jesús ha cumplido la misión encomendada por el Padre, una misión que es pura entrega hasta el extremo. Estuvo entre nosotros para hacerse cercano y cotidiano, para que reconocer al Señor no sea algo de unos pocos, o de la superstición, es algo posible y cercano.

En ese hacer de Dios está la sabiduría y la plenitud, está la razón de nuestro existir, y sobre todo la posibilidad de ser felices de verdad, porque no estamos solos, porque tenemos un gran defensor que está a nuestro lado y que nunca nos dejará, es el Espíritu Santo, que nos acompaña todos los días de nuestra vida, esa fuerza no nos dejará, será nuestro guía, nos concederá sabiduría y prudencia, y lo que es muy importante fuerza para ser testigos de la verdad plena.

Nuestra misión es el Anuncio de esa verdad que se nos ha revelado, y ese Anuncio es que Jesús vino al mundo, predico haciendo el bien, nos dio el Evangelio, murió por cada uno de nosotros y resucito de entre los muertos venciendo así a la muerte, y que ascendió al cielo y se encuentra sentado junto a la derecha del Padre para interceder por todos nosotros.

JAVIER ABAD CHISMOL

miércoles, 2 de mayo de 2018

Domingo VI de Pascua Ciclo B


ESTO OS MANDO: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS


El don del Espíritu Santo es un regalo de Dios que da todos sus hijos sin distinción, porque el Señor ama a todos en gratuidad, no hace acepción de personas, Él acepta al que lo teme con un sano temor de Dios, práctica la justicia sin importar la condición de este.

Ese es el amor gratuito de Dios que se nos da como una gracia que debe ser transmitido de generación en generación. En la Buena Noticia se nos propone el carácter universal del mensaje de la salvación, porque Dios quiere que todos los hombres se salven y entren por la puerta de la salvación.

Estamos llamados a querernos firmemente, a amarnos unos a otros, porque el amor es Dios, todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama es porque no ha conocido a Dios, aunque diga conocerlo o pronuncie su nombre, solo el que ama y perdona de corazón conoce a Dios de verdad.

Dios mando a su Hijo para que descubriéramos el amor verdadero, y para que así podamos vivir por él, en esto consiste el amor, en que Dios nos amó primero y Jesús fue víctima de propiciación por nuestros pecados.

Permanezcamos en el amor Dios, como los sarmientos en la vid, porque sin el Señor no podemos hacer nada, venzamos la tentación del hombre de vivir al margen de Dios, creyendo que podemos reinventar la condición humano y decidir que es el amor, que es la verdad y donde se encuentra la felicidad, ese es el engaño del demonio, que no necesitamos de Dios y que todo lo decide el propio hombre, es decir, expulsar al creador de la vida, es lo que hicieron con Jesús, crucificarlo, expulsarlo porque molestaba en la autosuficiencia del hombre y querer ser como Dios o más que Dios.

Este es el mandamiento que nos da el Señor: que nos amemos unos a otros como él nos ha amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

El Señor nos llama amigos, porque nos trata por igual, el Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a servir, porque conocer a Dios es abrazarse al amor gratuito de Dios.

Solo podemos amar de verdad si estamos cerca del Señor, porque sin Él nuestro amor se hace interesado y egoísta, confundimos los sentimientos por eso tenemos que ir a la verdadera fuente que nos dará el amor verdadero y nos dará la auténtica felicidad.

Javier Abad Chismol