jueves, 6 de febrero de 2020

V DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO A


SOIS LA SAL DE LA TIERRA


La generosidad y la disposición a ayudar a los demás es la característica fundamental del creyente, es en definitiva estar pendiente del otro, de mi prójimo, de aquellas personas que el Señor pone a nuestro lado, y que nunca es por casualidad, nada es casual, son formas de evidenciar nuestro amor a Dios.

Cuando dejamos nuestro egoísmo surge una luz que alumbra nuestro interior y también a nuestros hermanos, esa es la forma de evidenciar la existencia de Dios ante los hombres, es el recibir a través del dar, con el convencimiento que la generosidad no queda en saco roto, y no porque lo hagamos porque esperamos recompensa, sino porque es el sentido del existir del ser humano, es encontrar el sentido a nuestro vivir, y hacerlo desde la aceptación de la voluntad de Dios.

Nuestra sabiduría no es de este mundo, nuestra sabiduría viene del conocimiento de la verdad, y la verdad es Jesucristo que se nos ofrece en la Buena Noticia del Evangelio. Y seguimos además a Cristo muerto y resucitado y ha roto todo esquema humano para llevarnos de esta manera a la trascendencia, es convertir la sabiduría de los hombres en absurdo y ese es el poder de Dios.

Nos dice el Evangelio, “ser sal para el mundo”, que es dar sentido a la existencia, y para ello no hay que desfallecer ni acomodarse a la sociedad ni a las ofertas del mundo, esa es una de las grandes tentaciones que tiene el ser humano, no negando a Dios pero viviendo al margen, separando la fe del quehacer de cada día.

Ser luz para el mundo, poder alumbrar para que no domine la tiniebla, el hombre sin Dios está perdido en la oscuridad del absurdo, y esa luz debe brillar en los corazones, en las obras y en las palabras, ser luz, ser sal, ser auténticos para que todos vean en el creyente la esperanza en la verdad que es Cristo.


Javier Abad Chismol

miércoles, 29 de enero de 2020

Presentación de Jesús al templo (Fiesta de la Candelaria)


José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén, también se conoce como Fiesta de la Candelaria




El día 2 de Febrero es un día muy señalado para todos los cristianos, este año además tiene una peculiaridad y es que  nos cae en domingo, dándole así si cabe más relevancia a fiesta.
Es costumbre este día y recibir la candela, la vela, esa luz que es la verdad, el encuentro, y que para los católicos nos recuerda a nuestro bautismo, fiesta de luz, de purificación y de encuentro con el Señor.

Origen de la fiesta:

Esta costumbre tiene su origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del Niño Dios al templo.
En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración. Pues bien ahora hace 40 días de la Navidad, del nacimiento de Cristo, el Mesías, el Salvador.

Ya una vez se cumple la fecha, acudía en compañía de su esposo, de San José, a las puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos. Es una tradición judía que permanece hasta nuestros días, en definitiva es un acto similar al del Bautismo, es contar con Dios en nuestras vida y afirmar nuestra fe.

José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas blancas. Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar. Aparece el símbolo de la luz, porque Cristo alumbra a toda la humanidad, recordemos las palabras de Isaías; el pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz. La ausencia de Dios es las tinieblas y la oscuridad.

Explicación de la fiesta:

El día 2 de febrero de cada año, se recuerda esta presentación del Niño Jesús al templo, lo hacemos con el signo de las candelas, recordando así esa presentación y nuestro propio bautismo. Se recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las candelas” o el “Día de la Candelaria”.

Que Cristo sea nuestra luz, que alumbre nuestro camino, nuestras vidas, y que a su vez podamos ser también luz para los demás, caminando como hijos de la luz.

Javier Abad Chismol

martes, 21 de enero de 2020

UNA LUZ MUY GRANDE VIENE PARA ALUMBRARNOS

UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

III Domingo Ordinario A



Cristo es la luz del mundo, que viene a todos nosotros para sacarnos de la tiniebla, la tiniebla es el pecado, es la ausencia de Dios, vivir sin Dios es como vivir desorientado, sin rumbo, es como estar extraviado, por eso nos afirma la Escritura que el pueblo que andaba perdido, a oscuras, vio la luz, esa luz es la Buena Noticia del Evangelio, que debe alumbrar nuestros pasos.
El apóstol san Pablo nos hace una llamada a la unidad, una unidad que se debe entender desde dos posturas, una de ellas es que la humanidad no puede andar dividida, que de la división, de la disputa, nacen las contiendas y las guerras, que de la desunión viene lo peor del hombre, siendo capaces de destruirnos, en muchas ocasiones sin piedad.
La segunda idea del Apóstol, y que seguramente es la que tiene mayor sentido es la de la unión de los cristianos, porque muchos siguiendo a Cristo se encuentran divididos y enfrentados. Nos dice que se le ha informado de que discordias entre ellos, se refiere a las primitivas Iglesias. Cada grupo revindicaba su tendencia o ideología, “Yo soy de Pablo”, “Yo de Apolo”, “Yo de Cefas”, “Yo de Cristo”. Y Pablo dice que hay que estar unidos, esto mismo nos lo tendríamos que aplicar cada uno de nosotros, que los grupos de la parroquias estén unidos, que no haya división, la falta de comunicación, y lo peor, la rivalidad, y que incluso se pueda perder el punto de unión fundamental que es Cristo. Y una revisión de vida para el ecumenismo, para la unión de todos los cristianos.
Jesús empezó a predicar por los pueblos y las calles la conversión, el cambio de vida, de actitud, y la venida del Reino de Dios, es en definitiva, encontrar el sentido a nuestra existencia terrena y hacia donde tenemos que poner nuestros pasos.
Y fue llamando a sus discípulos para que le siguieran, de esta manera fundaba la Iglesia; “Venid y os hare pescadores de hombres”. Dejaron lo que estaban haciendo y le siguieron.
Hoy se nos propone revisar cual es la misión de la Iglesia, que es dar luz a las gentes, llamando a la conversión, y que se debe estar unidos para no caer en los retos personales y de grupo que nos lleven a desvirtuar la misión de la Iglesia.

Javier Abad Chismol