martes, 24 de marzo de 2020

NECESITAMOS DEL AGUA DE LA VIDA Reflexión del martes de la IV Semana de Cuaresma



El profeta Ezequiel atraviesa el agua, el torrente, más que nunca necesitamos del agua, pero el agua puede ser contaminada por el mal hacer del hombre, por ese motivo los pecados de unos hombre afectan a otros, al igual que si tiró algo al rio, al mar, y me da la sensación que ya me he desprendido de lo que no necesitaba, de la basura eso sigue su curso y va contaminando y acaba afectando a otros. De esta manera nuestros actos afectan a los demás, por eso el egoísmo, la codicia, la avaricia, llega a los demás y aumenta la injusticia social.

Por eso tenemos que ser purificados de nuestros pecados, purificar el agua que corre por los cauces, vivimos la conexión de unos con otros, y como el mal hacer, el pecado de otros acaba afectando a los demás, especialmente a los más débiles. La corriente de la fe, del agua pura, llega a todos los lugares de la tierra, y donde llega vuelve a crecer la vida, la esperanza, la confianza, necesitamos ahora más que nunca de esa agua, que nos purifica de nuestro pecado y nos haga ser hombres nuevos que invocan a Dios de todo corazón.

Jesús en el Evangelio nos habla del agua al igual que en el profeta Ezequiel, y nos habla de una piscina que tenía poderes curativos, esa piscina de llamada Betesda, que tenía cinco pórticos. En ellos había una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua, introducirse y así quedar curados. Había ahí un hombre que llevaba mucho tiempo enfermo y nunca conseguía llegar al agua porque nadie le ayudaba, Jesús le dijo ¿quieres curarte?, el hombre le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»

Esa curación la hizo en sábado y fue criticado por los fariseos, pero Jesús desapareció de entre la gente. Hoy le pedimos al Señor que queremos ser curados, y cuando solos no podemos lo que tenemos que hacer es pedir ayuda para lograrlo, hoy le decimos al Señor que queremos quedar sanos y salvos, y queremos que nos ayude a introducirnos en el agua que nos purifica y nos salva.

Javier Abad Chismol

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