BAJADA DE LA VIRGEN
Comenzamos hoy con suma alegría nuestras fiestas en honor de la Virgen de la Cabeza, con la
bajada de la imagen de la Virgen nos ponemos en peregrinaje, nos ponemos en
camino, para que de esta manera podamos acompañarla con nuestra presencia, con
nuestra oración, con nuestro cariño.
La Virgen de la Cabeza significa mucho para todos nosotros en Burjassot,
se entremezclan sentimientos variados, no tan solo religiosos, sino también
emotivos por el recuerdo que supone para todos nosotros da comienzo a esta
Novena, un año más, a esta fiesta que llena nuestros corazones, que llena
nuestras vidas y que por lo tanto nos llena de fe y de esperanza.
Escuchábamos en el Libro de Isaías que el pueblo que caminaba en
tinieblas ha visto una luz, la luz que es para nosotros María, la luz que
ilumina nuestra imagen y que transcurre por nuestras calles de Burjassot, para
que ilumine nuestro camino en la vida, para que sea nuestro lucero, para que
nuestra Madre la Virgen sea nuestra guía y no nos extraviemos.
Para los creyentes María debe formar parte fundamental de nuestra vida, y
todo lo que hagamos y vivamos tiene que ir enfocado para que nuestra vida sea
tal y como nos plantea el Señor que sea.
El pueblo, la gente, las personas caminan en tinieblas en la ausencia de
Dios, por este motivo necesitamos llevar a Dios en nuestras vidas, llevarlo
nosotros para así luego poderlo llevar a los demás, solo podremos dar aquello
que tenemos, María nos lleva al Hijo, María nos lleva por la senda de la vida
para que tengamos luz, para que sepamos el camino. La ausencia de Dios nos hace
perdernos, no saber muy bien hacia dónde queremos ir, y por lo tanto estas
celebraciones nos sirven para mirar a María, para estar con ella, para
conocerla más y mejor, para que en definitiva, veamos en ella a nuestra Madre y
a la Madre de toda la humanidad y salvadora nuestra.
Ella es reina, ella es la que debe reinar nuestros corazones y nuestros
sentimientos, y ella nos hará cada día ser mejores, cumpliendo los mandatos de
la Ley Dios, como dijo María en las bodas de Caná; “haced lo que él os diga”.
Obedecer para acertar.
Cumpliendo esto ya sabemos cómo complacer a María, y es algo tan sencillo
como cumplir la voluntad de Dios, y ahí María está con nosotros, porque ella
paso por la aceptación del designio divino, también nosotros le preguntamos al
Señor que hombres y mujeres quiere que seamos, como nos sueña, y cómo podemos
alcanzar sentido a lo que vivimos día a día, en lo más sencillo y cotidiano.
El gozo de que en María se acrecienta la alegría, porque la vara del
opresor se rompe, porque la justicia y la paz viene a nuestros días, porque
además no somos solo espectadores, somos algo mucho más grande, somos
participes en la construcción de esa paz social, para que la justicia este presente.
Es muy importante que todos nosotros reflexionemos en estos días, cual es
nuestra misión, al igual que le ocurrió a María, que nos pide el Señor, como podemos construir y mejorar
nuestro entorno, como los valores del Evangelio pueden insertarse en nuestro
mundo actual, como demostrar que Dios no sobra, que nuestro mundo no puede huir
del Creador, que no puede renunciar a ser lo que es, que es Hijo de Dios, y que
todos tenemos una gran responsabilidad en hacer más agradable la vida a los
demás.
Dar a entender que muchas veces la felicidad se busca en el lugar
equivocado, hoy la Virgen viene a alumbrar el camino, y venimos a alabar su
nombre, porque el nombre del Señor, el nombre de María tiene fuerza para
transmitir lo que significa para cada uno de nosotros, es como un antídoto
contra el mal y el pecado, por eso la blasfemia destruye al hombre, se
convierte en un pecado en apariencia inocente, pero que significa donde está
ubicado nuestro corazón, por eso debemos siempre alabar el nombre del Señor, y
no desplazarle del mundo, de nuestra sociedad, como si estuviera caduco y obsoleto,
no quedarnos solo con la imagen, venerar su nombre, y que la fuerza que
sentimos en una imagen es la fuerza que tiene nuestro ser para alabarlo, y de
esta manera es cuando se obran grandes cosas en nosotros, de ahí sale la gran
fuerza de María para curar las dolencias, para alejarnos del mal y del pecado y
poder bendecir por siempre su nombre.
María conservaba todo en lo más profundo de sus sentimientos, de su vida,
por eso decimos que era dichosa y llena de gracia, aprendamos también nosotros
a esperar, como Ella, sepamos caminar, observar y vivir confiando plenamente en
la divina providencia, que es confiar ciegamente en que no estamos solos, que
todo en la vida tiene sentido, aunque en muchas ocasiones no seamos capaces de
verlo, ahí es donde suple por la gracia y la confianza.
Hoy a nosotros como los pastores en Belén salimos al encuentro del
Salvador, se lo decían unos a otros, nosotros al igual que ellos tenemos que salir
a dar esta Buena Nueva, esta gran noticia para el mundo, para que no se camine
en la oscuridad y no se caiga preso del mal.
Como la estrella que les guía a María, a la Sagrada Familia, así tenemos
que salir al encuentro, y hacerlo rápido, dice la Escritura que los pastores
fueron corriendo, signo del ansia por encontrarse con el salvador, ¿Quién no
quiere salvarse? Todos lo queremos pero a veces no sabemos de qué, por eso
necesitamos llenarnos de esperanza.
Los pastores en la época de Jesús eran los últimos, los más irrelevantes,
y a ellos se les dio el envío de ir al encuentro, porque el Señor tiene
predilección por los pobres, por los pequeños, por aquellos que los poderes del
mundo rechaza, así de esta manera se manifiesta la grandiosidad y el amor de
Dios, de esta manera hace grande a los pobres, y de esta manera nos dice como
tenemos que seguir la luz de la estrella de Belén, es la luz para nuestros
pasos, es saber hacia donde debemos encaminarnos.
Y después los pastores fueron a contar a todos lo que habían visto y
oído, lo que les habían contado, así tenemos que hacer nosotros, decir que hoy
nos hemos encontrado con nuestra Madre, con la Virgen de la Cabeza, y que la
queremos acompañar por nuestras calles de Burjassot, porque queremos que
alumbre nuestras vidas, nuestras familias, porque pedimos su protección y su
amparo, porque queremos caminar siempre de su mano, porque ella nos protege de
nuestras debilidades e infidelidades, porque ella no nos deja nunca y por eso
queremos venerarla estos días, porque necesitamos a nuestra Madre y porque la
queremos, Ruega por nosotros Santa María, y ven a nuestro auxilio.
Javier Abad Chismol
19 de Septiembre 2017
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