sábado, 25 de mayo de 2013

SANTISIMA TRINIDAD 2013



SANTISIMA  TRINIDAD

“FAMILIA DE AMOR”





 Creemos en la manifestación del Señor a todos los pueblos, a toda la humanidad, y lo hacemos con la seguridad y con la firmeza de que el Padre nos amó desde el principio de los tiempos, que se renueva un plan salvífico de toda la humanidad en su conjunto a lo largo de toda la historia y también en la concreción de nuestra persona, es decir de todos los individuos. Hablamos de un amor personal que se basa en la unidad, la llamada y el amor de un Dios que quiere nuestra salvación y que salgamos de las tinieblas del error.

Moisés llevó en las manos las Tablas de la Ley, los mandatos divinos, aquellos actos y actitudes que en su incumplimiento nos alejan del amor de Dios y que por lo tanto corrompen al hombre, no son normas caprichosas, o características sin sentido de un grupo o un colectivo, es mucho más que eso, es la inscripción a fuego que tenemos depositada en nuestra conciencia y que es de necesario cumplimiento si queremos liberar nuestra alma de la corrupción de nuestra existencia terrenal, manchada por el pecado original y necesitada continuamente de purificación.

En el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de Moisés vemos con claridad la existencia de un Dios en cierto modo lejano, pero que se hará cercano cuando se encarne en nuestra condición humana para hacerse próximo a todos nosotros, y de esta manera vemos en Jesús la posibilidad real del cumplimiento de los mandatos, y no solo normas, si no posibilidad real de poder llevar un estilo de vida diferente, el estilo de vida de Jesús, manifestado en los dichos y en los hechos del Hijo de Dios obediente y sufriente a la voluntad del Padre por puro amor y por pura entrega, llevando así a término la norma suprema, su característica vital del cristiano que es la caridad.

Encontramos así la comunión basada en el amor, en el Padre creador de todo, en la venida del Hijo de Dios, y en la donación que se nos hace del Espíritu Santo, familia de amor de un único Dios manifestado en tres personas, Dios nos ama y nunca nos deja de la mano, no nos deja solos porque nos marca el camino que trasciende nuestra vida carnal y temporal para llevarla a la vida eterna.



Javier Abad Chismol.  Parroco



sábado, 18 de mayo de 2013

PENTECOSTES

DOMINGO DE PENTECOSTES

ENVIA TU ESPIRITU




Estamos en el tiempo de la plenitud del Espíritu Santo. Él es nuestro gran defensor, es el que impulso a Jesús en la vida pública, y ese mismo espíritu guío a la Iglesia en sus primeros pasos.

Concluyen en Pentecostés los cincuenta días de la Pascua y lo conmemoramos junto con la efusión del Espíritu Santo sobre los discípulos en Jerusalén, los orígenes de la Iglesia y por lo tanto, la misión de la Iglesia.

La presencia del Espíritu tiene una triple finalidad: primero continuar en la Iglesia en el plan de la historia de la salvación para con toda la humanidad; segundo: para llevar a término la obra comenzada por Cristo después de la Ascensión del Señor y convertir de esta manera a los discípulos en mensajeros de paz y perdón; y tercero: para que el Espíritu Santo comunique sus dones a sus fieles a favor del bien común y de la Iglesia.

Dejemos que el Espíritu actúe en nuestras vidas para llevar a termino la misión encomendada a la Iglesia que es el anuncio del Evangelio, de la verdad que nos hace libres.


JAVIER ABAD CHISMOL

sábado, 4 de mayo de 2013

VI SEMANA DE PASCUA

VI SEMANA DE PASCUA


“SEGUIR AL ESPÍRITU DE LA VERDAD”





Estamos llamados a recibir la fuerza que viene de lo alto, es la fuerza que nos regala el Altísimo, es nuestro gran defensor, aquel que se encuentra con nosotros desde el día de nuestro bautismo, es el Espíritu Santo, Él es capaz de ser nuestro guía, aquel que nos orienta y nos da el impulso para encontrar cual es la plenitud a la que somos llamados.

La alegría es el don del Espíritu, y fue precisamente ese don el que ánimo a los discípulos a seguir adelante, a superar el miedo a pesar de las persecuciones y los martirios a los que fueron sometidos los primeros cristianos, como fue el caso de san Esteban.

Esa alegría nos debe llevar a tener esperanza, a ser testigos valientes y seguros de nuestra fe, transmitir que al Señor resucitado que ha vencido la muerte, y que con su resurrección nos ha sacado a todos nosotros de la tiniebla y de la muerte.

Nuestro mensaje debe ser trasmitido con confianza  y con entereza, con dulzura y con respeto, como aquel que limpia las conciencias, así las calumnias contra los cristianos quedarán disipadas. Que importante es que suframos por el hacer bien y no por hacer el mal.

Nuestra sociedad se queja por todo, de lo injusto que es el mundo, y se buscan soluciones fuera de Dios, y es el error, el ser humano no puede pervertirse de tal manera que no se sepa hacia dónde va, es decir, despreciar el cumplimiento de los mandamientos porque son cargas innecesarias, porque el mundo puede funcionar sin mirar arriba, porque solo el hombre basta por sí mismo, aunque luego en su ceguera e inconsciencia se enfade con todo, porque ese mundo utópico y bucólico sin dios al final es un desengaño triste.

Ese es el Espíritu de la Verdad, el auténtico que nos da salvación y la plenitud, es el defensor que nos da la verdadera vida, la que supera y vence al pecado y a la muerte.



Javier Abad Chismol.  Parroco