viernes, 22 de abril de 2016

V DOMINGO DE PASCUA C-2016


HE AQUÍ QUE HAGO TODAS LAS COSAS  NUEVAS


Nos encontramos ante una Iglesia naciente, una Iglesia joven que nace en medio del anuncio del Kerigma y de la persecución. Pablo y Bernabé visitaron las distintas comunidades con el objetivo claro de dar ánimo a todos y a ser capaces de perseverar a pesar de las persecuciones. Como siempre nos viene ese sentimiento de desconcierto, de no entender, de cómo el anuncio del Evangelio, de la Buena Noticia, que es algo bueno para el hombre, es rechazado en muchas ocasiones de una manera cruenta, porque no es que aparten la mirada, sino que el rechazo se hace activismo y llega incluso a querer acabar la vida de los cristianos y de sus mensajeros.
Esto nos llena de dudas a todos nosotros, “la tribulación es una prueba”, porque no siempre haciendo las cosas bien, es decir, haciendo la voluntad de Dios, recibimos el bien, ¿es la cruz un fracaso de Dios? Es un intento de matar a Dios, pero no un fracaso porque él vence la muerte con la resurrección, y no toma en cuenta el mal del hombre porque quiere que todos los hombres se salven.
San Juan contempla en el Apocalipsis, como Dios vence al mal y a los poderes de este mundo, vence la injusticia, el dolor, la muerte, el que cree en Jesucristo se convierte en una criatura nueva, pasa de la muerte a la vida, es el peregrinar desde la Jerusalén terrestre a la Jerusalén celeste, es la  victoria del bien sobre el mal, de la vida sobre la muerte.
Jesús nos invita a no caer en las actitudes del mundo, nos llama al amor y la caridad, y esta empieza entre los más cercanos, no podemos decir que amamos al señor si luego entre nosotros nos odiamos, nos dice Jesús que reconocerán que somos discípulos por el amor de unos a los otros.
Javier Abad Chismol


viernes, 15 de abril de 2016

IV SEMANA DE PASCUA C-2016


“YO DOY LA VIDA POR LAS OVEJAS”




Los discípulos estaban llenos de ánimo y esperanza para seguir anunciando al Señor, para decir en todos los pueblos y en todas las plazas que Cristo había muerto por todos ellos, que se había entregado para la salvación del mundo. No hacían caso de los ataques sistemáticos de los judíos, que no reconocían a Jesús, que afirmaban que era un blasfemo y un farsante, que no se reconocían culpables de la muerte de ese, de ese falso mesías.

La envidia les podía, no lo podían soportar, y es curioso esos eran los religiosos, lo mismo ocurre en nuestro mundo, muchos de los que dicen ser religiosos, cristianos o católicos, luego resulta que no ven nada en Jesús, no cumplen los mandatos, no vive según el Evangelio, la religión como una forma concreta de actitud, es decir, apariencia religiosa pero fondo ateo.

Juan vio en su sueño del Apocalipsis una muchedumbre inmensa, los que venían de la gran tribulación, los que han vencido la muerte, el pecado, la tiniebla, es la trascendencia de este mundo, donde no habrá ni llanto, ni sufrimiento, ni dolor, son los que han sido purificado por la sangre del cordero, es decir, Jesús muere por nosotros baja a los infiernos y nos salva, nos saca del error y del engaño, ese engaño que busca una felicidad abstracta al margen de Dios.

Hoy escuchamos la voz del buen pastor, aquel que da la vida por sus ovejas, que las cuida, las protege, porque no quiere que ninguna se pierda, porque no quiere que andemos como ovejas sin pastor, porque no quiere que caigamos en manos del mal, de los lobos de este mundo que quieren devorar al rebaño.

Nosotros conocemos su voz, y le seguimos, no es decir un si pequeño, es llevarlo a plenitud y en coherencia en nuestra vida nuestro ser cristiano.

Javier Abad Chismol


sábado, 9 de abril de 2016

III DOMINGO DE PASCUA C-2016


HAY QUE OBEDECER ANTES A DIOS QUE 

A LOS HOMBRES


El ser humano está tentado a desobedecer a Dios, de querer engañarlo, de ignorarlo o de esquivarlo, de preferir las cosas del mundo antes que la oferta de Dios. Todo fruto de la debilidad del corazón, de la tentación del maligno y del abuso del hombre de la bondad de Dios. Siempre parece ser más atractivo aquello que aparentemente es más placentero más cómodo, que el esfuerzo de morir a uno mismo para seguir al Señor.

Hoy vemos como los discípulos eran regañados y amenazados por los fariseos y las autoridades del momento, no reconocían a Jesús, y menos que era el Mesías, y menos todavía de que eran culpables de la muerte de ese, de ese inocente o de ese farsante tal como defendían sus acusadores y culpables de su asesinato.

El mal actúa de este  modo, engaña, ocurre lo mismo como cuando un grupo terrorista justifica su acción en nombre de la política, de la opresión o de la libertad, es el asesinato justificado por la causa mayor. Lo mismo hicieron con Jesús ponía en peligro el poder de Roma y ponía en peligro la religión judía y su estatus, por eso lo mataron, porque la verdad que molesta se ahoga en la justicia de hombres que está pervertida por los poderes y afanes de este mundo. Por eso tenemos que obedecer antes a Dios que a los hombres, para no sucumbir a los poderes del mundo que provienen del maligno.

Los judíos se llenan de rabia, los castigan, pero ellos siguen adelante. Es la forma de demostrar el amor de Dios, ahora resuenan las palabras de Jesús en nuestro corazón y nos la interpela a cada uno de nosotros, nos pregunta ¿me amas? ¿Qué vamos a responder? Seguro que un sí rotundo, pero el Señor nos volverá a preguntar ¿me amas? Y al final con temor y temblor le diremos que si tímidamente, e incluso avergonzados porque nos damos cuenta de lo frágiles que somos, de la cantidad  de veces que como Pedro le negamos, nos avergonzamos.

Hoy le pedimos al señor que nos ayude, que nos de la fortaleza de volver a tirar las redes, de salir a pescar, de anunciar la Buena Noticia, que seamos valientes y que pongamos nuestra confianza en el Señor.


Javier Abad Chismol