ASUNTA EN CUERPO Y ALMA A LA GLORIA
CELESTIAL
LA ASUNCIÓN DE LA
VIRGEN MARÍA
PUERTA PARA LA SALVACIÓN
María es asunta en Cuerpo y Alma a la gloria celestial, no
sufrió la corrupción de la muerte, por eso hablamos de la dormición de María.
Es la entrada de María en el cielo.
Es la victoria total de María sobre el pecado, sobre el mal
que representa la serpiente que es el demonio, la corrupción, aquello que
destruye al hombre y lo arrastra a la muerte que no acaba.
Ella ha vencido la muerte y nos abre la puerta a la salvación
por eso pedimos su intercesión, ella que es Inmaculada, limpia del pecado
original, es la nueva Eva, la nueva humanidad, la mujer vestida de sol.
María también es figura de la Iglesia por eso decimos que la
Iglesia es nuestra Madre, porque nos acoge a todos sin ningún tipo de
condición, nos ama, nos quiere y no tiene en cuenta nuestro pecado y nuestra
infidelidad.
María es luz para todas las naciones, para todos los hombres,
es madre nuestra y por eso le invocamos y le pedimos para que nos acoja en su
seno, en la Iglesia cuya cabeza es Cristo.
Podremos vencer el mal cuando estemos cerca de María, de
nuestra madre que nos ama y nos quiere, que no quiere que andemos perdidos como
ovejas sin pastor. María es la representación de la humildad y la sencillez,
sabemos así que tenemos que ser sencillos y dóciles a la Palabra del Señor para
que esta actúe en nosotros y nos acompañe hasta la gloria celestial, la
soberbia es lo que condena al hombre y a la humanidad, sin Dios solo hay
destrucción y caos.
El Señor ha hecho obras grandes en María, por eso esperamos
que también por la intercesión de la Virgen María actúe en nosotros y cambie
nuestro corazón.
Javier Abad Chismol
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