jueves, 19 de diciembre de 2019

IV DOMINGO DE ADVIENTO A 2019


JESÚS NACERÁ DE MARÍA

La Virgen está en cinta, y espera un niño, que se llamará Enmanuel, que significa “Dios con nosotros”, ese es el gozo que celebramos en estos días a las puertas de la Navidad, es la Profecía de Isaías, que adelanta el Nacimiento del Salvador, esa es la misión del Profeta que hemos vivido en este tiempo del Adviento; Preparad el camino al Señor.

El Señor ama a su Pueblo, y no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, y por eso envía a los profetas, y a su vez nos deja la Escritura, las Sagradas Letras, que hablan de Dios, una Palabra que es viva y eficaz, que es transformadora y nos lleva a la conversión, que es volver nuestra vida al Señor.

Dispongámonos a preparar nuestro corazón para que el Señor, ese pequeño niño, pueda nacer en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestras casas, en nuestras calles. Esa ternura, y esa pequeñez simboliza el amor tan grande que nos tiene el Señor a todos nosotros, ¿hay algo más frágil que un niño recién nacido?
El nacimiento de Jesús venía a cumplir la Promesa que el Señor había prometido a su pueblo, ese pueblo elegido que es ahora toda la humanidad, ya no es una salvación para unos pocos, es para todos sin excepción, el Salvador al hacerse hombre se hace accesible a todos, sin distinción, es el valor fundamental de la Buena Noticia, que es precisamente eso, que nadie quedará excluido en la senda que conduce al hombre a su Creador.

Por ese motivo las cuatro velas de nuestra Corona de Adviento simbolizan la plenitud de la luz de Cristo, es la luz que alumbra al mundo, debe ser como faro que alumbra nuestros pasos, una luz que debe pasarse de unos a otros, porque no habría verdadera Navidad sin solidaridad, generosidad y entrega.

Escuchamos en el Evangelio que José acepta las palabras del Ángel, al igual que María, eso es la fe, eso es la confianza en el Señor, aceptar a pesar de no comprender y entender, preparemos nuestro interior para ese nacimiento, digamos SI al Salvador.

Javier Abad Chismol

Párroco

lunes, 16 de diciembre de 2019

III Semana de Adviento, Estad siempre alegres en el Señor





Estamos llamados a vivir con alegría, a desbordar de gozo con el Señor, Él ha estado grande con nosotros y por eso estamos alegres. Los cristianos tenemos que caracterizarnos por la forma de vivir, por la forma de afrontar la vida y por nuestra alegría en lo que hacemos y decimos.

Por eso no tememos, porque está presente nuestro salvador, porque viene a sacarnos de nuestro pecado, de nuestra oscuridad, de nuestras tinieblas, esa es nuestra bandera, y ese es el mensaje que se tiene que trasmitir a todos los hombres del mundo.

Jesús  vino al mundo para enderezar lo torcido, tiene que haber un nosotros un deseo de renacer, de querer ser mejores, de que nuestro comportamiento y nuestra actitud haga construir una sociedad mucho más solidaria y mucho más justa. El mundo lo formamos todas las personas, y todos somos hijos de Dios, todos llamados a cumplir una misión que es la que salvar nuestra alma, una vez descubierto esto, pongámonos a trabajar todos, cada uno en su sitio, en su lugar, nuestra propia conversión que debe llevar además a la llamada al encuentro gozoso con el Señor, porque hoy anunciamos que va a nacer un salvador, que es  el Mesías. El Enviado viene a cumplir la misión de poner orden a un mundo que se empeña en vivir al margen de Dios, que no asume su condición de criatura, y por lo tanto al igual que Adán y Eva andan perdidos, desorientados y avergonzados.

Que el Señor nos conozca por la generosidad y por la bondad, que nada os angustie, que nada haga perder la calma, el Señor viene vestido de majestad, a reinar el mundo en su trono que es un pesebre y el amor a los más pobres.

JAVIER ABAD CHISMOL

domingo, 8 de diciembre de 2019

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN 2019



Hoy recordamos a la Virgen María, y lo hacemos matizando y afirmando con fe uno de sus dogmas, María fue concebida sin pecado original, es decir que no estaba herida por el pecado y por la corrupción del mal encarnada en el demonio.

Es por lo tanto, la vencedora del mal, es el antídoto para toda la humanidad para así vencer al mal y al pecado. Si por una mujer entró el pecado en el mundo, por una mujer nos llega la redención y el perdón. Es cierto que el género humano no pecó solo, fue ayudado por las fuerzas del mal, por Satanás, por lo tanto tampoco podemos salir solos por nuestros medios.

Recordemos en qué consistió el Pecado Original, es un acto en el que la humanidad y cada hombre tiene que luchar para no caer en la tentación. Nos queremos creer superiores, queremos ser más que los demás, queremos en definitiva pasar sobre Dios, apartarle o eliminarle. Pues bien, hacer esto es aniquilar al propio hombre y a la humanidad, porque el hombre sin Dios se convierte en un ser despiadado, en donde triunfan los fuertes y se abusa de los débiles.

En definitiva sin Dios la humanidad se destruye, y del corazón de cada hombre nacen los instintos más primarios y destructivos. Por eso hoy nos tenemos que acercar a María para que sea nuestro apoyo, nuestra auxiliadora, nuestro refugio, ella vence al pecado y al demonio, aplasta la cabeza de la serpiente y nos lleva a la salvación y al encuentro con el Padre.

También en Jesucristo encontramos al nuevo Adán, que nos cura del pecado del primer hombre, nos justifica, nos lleva a la Iglesia y nos purifica por el sacramento del Bautismo.

Por eso María nos lleva de la mano, nos ayuda a fiarnos del Señor, a seguir su camino y aceptar su voluntad en nuestras vidas. Que resuenen en nuestras vidas las palabras de María; Hágase tu voluntad.


Javier Abad Chismol

viernes, 6 de diciembre de 2019

II SEMANA DE ADVIENTO A-2019


«Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.»


Saldrá un vástago del tronco de Jesé. El Señor reaviva en nosotros su Venida, nos invita a que nos preparemos, y esa preparación es la conversión de los corazones, su Nacimiento no puede quedar tan solo como un recuerdo histórico, ni tampoco podemos quedar presos del montaje social navideño.

El adviento es tiempo de conocer el Espíritu de sabiduría, de inteligencia y de prudencia, de consejo y fortaleza y todo eso nace del encuentro  con el Señor y en la inquietud que debe nacer en nuestro corazón que nos lleva a la conversión plena. Es el signo visible de la luz, de la Corona de Adviento, que va ganando luz según se acerca el nacimiento del Salvador.

“Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá”. Todo ello solo puede brotar del obrar del amor de Dios, para que rompa los prejuicios del mundo y se pueda vencer al mal y al pecado que quiere destruir a la humanidad.

Todo lo escrito en anterioridad nos dirá San Pablo, es bueno y positivo para nuestro crecimiento, y para que mantengamos la esperanza plena, y de ahí ha de nacer la paz y el consuelo que nos debe caracterizar como Hijos de Dios, como Hijos de la luz.

“Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego”. Juan Bautista vino a predicara la conversión, la venida del Salvador, vino a bautizar con agua, para purificar de los pecados y de la incredulidad. Pero será el Mesías el que bautizará para dar la gracia del Espíritu Santo, que es la verdadera fortaleza para la conversión.

Javier Abad Chismol

Párroco

sábado, 30 de noviembre de 2019

I DOMINGO DE ADVIENTO A-2019


¡DESPERTAD DEL SUEÑO!


Isaías nos enseña cual es el camino que nos conduce al Señor, que nos lleva al encuentro gozoso con un Dios que es Padre y que es amor. Él reunirá a todos los pueblos de la tierra, nos llevará a la paz, a la verdadera paz que nos conduce a la libertad auténtica, aquella que hace que el ser humano y la humanidad entera rompa sus cadenas. Venid, subamos al monte de Yahveh, a la Casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos sus senderos.» Pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh, y por lo tanto, caminemos hacía la luz que nos da el Padre,  que da sentido a nuestra vida y nos llena de esperanza.
Hoy vamos alegres a la casa del Señor, hoy vemos como la luz de la venida del Señor empieza a alumbrar los corazones, las casas, los pueblos, hoy comenzamos la preparación de la Navidad y por eso estamos alegres.
Despertemos del sueño, de nuestra ausencia de esperanza, porque llegan días de gloria y de liberación. Despojémonos de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.
Hoy se nos llama a la dignidad del que vive a pleno día, que no tiene una vida oculta llena de pecado y oscuridad, hoy abrimos nuestros corazones para que la luz del Señor ilumine nuestras vidas y sirva de esperanza a la humanidad entera, nada de pecado y perversión, seamos coherentes con el regalo que el Señor nos ha dado que es la fe que se transforma en obras.
Por la maldad creciente se enfriará el amor de la mayoría, no consintamos que el pecado, la corrupción, la doble moral, nos aleje del amor de Dios, portémonos con la dignidad que corresponde a la llamada de ser seguidores de Jesucristo.
No se trata de una amenaza, es un toque de atención por parte del Señor, como Padre bueno que quiere lo mejor para sus hijos, que quiere que todos se salven y entren por la puerta de salvación. El descuido, el abandono, la dejadez, nos podría llevar a nuestra destrucción, por eso despertad del sueño y levantad la cabeza, no caminemos como si fueras muertos vivientes, inertes y desesperanzados, hipnotizados por los poderes de las tinieblas y del mal, alcemos la cabeza, despertemos del sueño, se acerca nuestra liberación.
Javier Abad Chismol

viernes, 22 de noviembre de 2019

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO


¡CRISTO REY!

XXXIV Tiempo Ordinario


Con esta solemnidad se acaba lo que llamamos el ciclo litúrgico, estamos ya pues a las puertas del Adviento, de la preparación para la Navidad. Hoy ponemos en el centro de nuestra vida al Señor, Él debe ser el Rey de nuestra vida, ha venido a gobernar no como los reyes de este mundo, ha venido a reinar para dar al hombre la paz y la libertad.

Los reyes de este mundo esclavizan al hombre, son los poderes que pretenden hacerse con nuestra vida, reyes, ídolos, mitos, que en definitiva nos dicen que nos vayamos tras ellos. Pues bien hoy tenemos que dejar que el Señor reine, es verdad que su Reino no es de este mundo, es cierto que su trono no lo es, que su corona de joyas no existe, que no tiene ejercito con armas, que no tiene territorio, que no tiene cárceles.

Nuestro Rey gobierna desde el Trono de la Cruz, gobierna con una corona de espinas que simboliza el sufrimiento y el dolor del mundo. Es un Rey solidario con el dolor, con la injusticia, con la pobreza, con las miserias de este mundo, que viene a destronar al Príncipe de las Tinieblas, que quiere que nos vayamos tras él, que querrá una y otra vez matar a Dios y decirte que el único rey es el rey de la tierra, de las pasiones, de la perversidad y del egoísmo.

Cristo es nuestro salvador, nuestro redentor, nos saca de las tinieblas, nos lleva a ser hijos de la luz, y eso supone nuestra redención de los pecados, significa nuestra plenitud y nuestra liberación, en definitiva nos capacita para el amor.

Los reyes de este mundo se imponen y oprimen, en cambio Jesús se nos propone en generosidad y entrega, esa es la gran entrega del amor de Dios, su Reino viene a reconciliar y salvar  lo que estaba perdido.

Recemos y oremos ante el trono de la Cruz, postrémonos a sus pies, los pies del mensajero que nos conducen al camino que lleva la liberación al hombre.

Javier Abad Chismol

miércoles, 13 de noviembre de 2019

SEMANA XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO C-2019


OS ILUMINARÁ UN SOL DE JUSTICIA



El Señor quiere que vivamos conscientes de nuestra condición de finitud, de temporalidad, y por ello nos invita a que vivamos atentos y con provisionalidad en este mundo. Nuestra tentación es vivir nuestra existencia como si nuestra permanencia terrena fuera para siempre. Pero los que honran al Señor los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

Viene el día para los arrogantes, para los soberbios, para los que creen burlar a Dios, para los que han desvirtuado la conciencia del bien y el mal, de los que han comido del fruto del pecado que es sobrepasar a Dios, que es pensar que podemos  pasar por encima de nuestro Creador, pues si, les llega el día del juicio, donde se levantara un sol de justicia, donde podrán ir todos los despreciados de esta tierra, aquellos que han sufrido los tormentos de la injusticia de una humanidad que vive sin Dios y al margen por lo tanto de la Verdad plena.

Es el juicio de Dios que acabará con aquellos que pensaron esquivar a Dios, y su condición humana, ¡que equivocados! ¿Quién puede huir de Dios? ¿Quién quedará al margen del Único que es justo?

Y para ello trabajemos con ahínco, con interés, miremos nuestra vida, y pensemos si nos merecemos los dones divinos, si trabajamos con ganas, si cumplimos la misión que el Señor nos ha encomendado a cada uno de nosotros. Sí, dejemos la soberbia, el orgullo, la pereza, huyamos de lo fácil, de lo cómodo, no queramos ir por el atajo que nos propone el demonio, que nos ofrece grandes cosas, grandes promesas de una manera sencilla, pero que lleva al final a la condena de nuestra alma, nos dice la Escritura; “el que no trabaja que no coma”. Porque muchos quieren vivir abusando de los demás, con pereza y maldad, aprovechándose y rechazando todo tipo de responsabilidad.

Todos nuestros ídolos, nuestros dioses quedarán destruidos, nuestros falsos altares, aquellos que dábamos culto caerán como gigantes de barro. Llegará el día de la persecución, de la humillación, de la venida del vengador, de Satanás que vendrá en forma de autoridad terrena a destruir la Venida del Reino de Dios, pero vosotros, los elegidos, manteneros firmes, alzad la cabeza, que llega el tiempo de la liberación.

El Señor nos marcara la senda para caminar en el caos de la humanidad, que sucumbirá ahogada como en los días del diluvio, pero que no podrá contra los Hijos de la Luz, es la venida de la gran tribulación, de la redención y de la salvación.

Javier Abad Chismol

viernes, 8 de noviembre de 2019

SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO C-2019


NUESTRO DIOS ES DE VIVOS NO DE MUERTOS




Debemos estar dispuesto a perderlo todo antes que la fe en el Señor, quien cumple los mandatos divinos todo lo encuentra vanidad y desprecio comparado con la grandeza de ser hijos de Dios y reconocerlo como Padre.

Los poderes de este mundo, el poder terrenal junto con los hijos de las tinieblas quieren poner a prueba a Dios, como hizo el diablo cuando tentó a Jesucristo en las tentaciones, también lo hace con sus seguidores, con aquellos que están dispuesto a perderlo todo antes que a Dios.

En el libro  de los Macabeos se les quieren quitar la vida o renunciar a Dios, y al igual que los mártires se debe estar dispuesto a perder incluso la vida, porque nuestro Dios es de vivos y no de muertos, porque él nos dará la resurrección y la verdadera vida, la que no se marchita y se pierde.

San Pablo nos anima a seguir adelante a pesar de las dificultades que podamos encontrar en el camino, también para vernos librados de los hombres malvados y perversos que quieren corromper la fe, disuadir a los hombres y mujeres que siguen a Jesucristo, y lo hacen incluso llegando a las últimas consecuencias como el asesinato y la tortura. Pero también sabemos que el Señor nos dará las fuerzas necesarias para seguir adelante sin desfallecer.

Cuando hablamos de la resurrección no podemos pensar como los hombres, no es una vida nueva similar a esta como si fuera una especie de reencarnación, es algo mucho mayor que nos desborda. En la resurrección no tiene importancia la  imagen, la fama, el poder, los bienes, lo que tiene importancia es la trascendencia. Porque el Señor transformará nuestra vida pobre, nuestro cuerpo débil y frágil en el Cuerpo glorioso de Cristo, esa es nuestra fe y esa es nuestra llamada.

Javier Abad Chismol

miércoles, 23 de octubre de 2019

SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIO C-2019


FUI LIBRADO DE LA BOCA DEL LEÓN


El Señor escucha al afligido, Él nunca abandona al pobre, al que sufre las injusticias de este mundo, aquel que es víctima de los egoísmos humanos. Nuestro corazón no puede vivir sin Dios, no puede dejar de cumplir los mandamientos, si lo hace se destruye, porque renuncia a su condición de ser Hijo de Dios y por lo tanto renuncia al verdadero amor, y se queda con los sucedáneos que nos ofrece el mundo.
Nuestro Padre quiere la justicia, nos manda las leyes que permiten que nuestra sociedad sea justa, es la invocación al Señor que nos escucha, que nos saca de las maldades de este mundo, y si no nos puede sacar, hace que podamos contemplarle desde este valle de lágrimas y alcancemos la plenitud en el sufrimiento y la persecución, solo Él puede dar sentido al sin sentido.
San Pablo se siente angustiado por la persecución, siente que su vida es como una carrera que llega a su fin, porque sus enemigos le están acorralando, es la carrera de la vida cuya corona es el martirio. Pablo ora, como el pobre, suplica como el orante, pide perdón por sí mismo y por sus perseguidores, para que Dios se apiade del ignorante sin escrúpulos que ha caído en manos de la soberbia al eliminar al único Dios, para convertirse en un dios menor, y por lo tanto ser esclavo del pecado y caer en la maldad.
Que nuestra oración sea pura y auténtica, cuanto más cerca estemos de Dios Padre más conscientes seremos de nuestro pecado y de todo lo que nos queda aún por vivir en esta vida, no como el fariseo de la parábola que se sentía perfecto en todo y miraba a los otros por debajo del hombre, en cambio el publicano era humilde al reconocer su pecado y la necesidad del amor y del perdón de Dios.
Vivimos en la sociedad del maquillaje, de la soberbia que esconde el pecado, el mal y las intenciones oscuras, pidamos al Señor un corazón puro, humilde y sencillo, capaz de perdonar, de amar, de reconocer la culpa, sabiendo que Él nunca desprecia un corazón pobre y humillado.
ACOGE A TU SIERVO SEÑOR
Javier Abad Chismol
Párroco

jueves, 17 de octubre de 2019

SEMANA XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO C-2019


¿QUIÉN NOS DA LA VICTORIA?



La vida parece en muchos casos un campo de batalla, una lucha en la que predominan unos principios sobre otros, una batalla que también se sucede en nuestra propia vida, pero; ¿será necesaria la lucha? Queremos paz, repetimos una y otra vez, no queremos conflictos, y en cambio estos nos asaltan por un lado y por otro.

Es el ataque de los Amalecitas al pueblo de Israel, es la orden de Moisés a Josué para luchar, para defenderse, ¿Qué hizo Moisés mientras Josué  y sus hombres luchaban? Se fue a orar, y lo hizo levantando los brazos, en cuanto los bajaba el Pueblo de Dios perdía en la batalla y cuando los volvía a subir ganaban. Esa es la fuerza de la oración, esa es la fuerza si queremos ganar todas las contiendas de nuestra vida, implorar al Señor para que se haga su voluntad e implorar con  fe para salir victorioso en la lucha de la vida.

Queridos  hermanos, perseveremos en lo que Dios nos ha enseñado, seamos fieles a la Escritura, a la Tradición, al depósito de la fe que hemos recibido desde niños, seamos buenos custodios del gran legado de Dios, que el poder del mundo no lo destruya, nuestra fidelidad se ve siempre reforzada por el infinito amor de Dios, porque esa es la verdadera arma que nos llevara a la victoria, aunque sea una victoria de cruz.

Los poderes de este mundo no temen a Dios porque lo suplantan, el que no tiene temor de Dios no respeta a los hombres y por eso manipula a su interés. Pero cuando se le insiste, y se persevera por la gracia de la fe y la constancia podemos alcanzar la justicia, esa es la labor de los creyentes, luchar, perseverar sin importarnos la fuerza del mal porque el Señor está con nosotros, como lo estuvo con Moisés y con la viuda de la parábola que pedía justicia y al final se le concedió, pidamos con fe y el Señor nos dará lo que necesitamos y saldremos victoriosos.

Javier Abad Chismol

jueves, 10 de octubre de 2019

COMIENZAN LAS CHARLAS DE FORMACIÓN EN NUESTRA PARROQUIA




El día 10 de Octubre a las 20:15 ha tenido lugar la primera Charla de formación en nuestra la Parroquia de San Miguel Arcángel de Burjassot.
Empezamos el ciclo de charlas de este curso, os recordamos que habrá una al mes, podéis consultar en la web el resto de fechas y de ponentes.
La de este día tenía el titulo de:LA SALUD INTEGRAL dada por don José Antonio Garcia Garrido, médico, miembro del Consejo Pastoral y Responsable de la Pastoral de la Salud de nuestra Parroquia,
Con los siguientes epígrafes:
1) La vida como regalo de Dios. 
2) Vivir en el Amor. 
3) La meta como una ofrenda.
Buscar la armonía del cuerpo, en su dimensión física, psíquica y espiritual. Y por supuesto sin dejar al margen a Dios, ha sido muy interesante y son mucho los que han acudido.




SEMANA XXVIII DE TIEMPO ORDINARIO, C-2019



JESÚS, MAESTRO, TEN PIEDAD DE

 NOSOTROS

 

Escuchar la voz del profeta, del hombre de Dios, es lo que nos lleva a la verdad. Los mensajes de Dios no siempre son agradables, son aparentemente difíciles o absurdos, pero es ahí donde se encuentra la confianza, y es por lo tanto donde se encuentra la fe en los milagros y la creencia de que el Señor puede curarnos de nuestras dolencias y de nuestros pecados.

Para quedar purificado de nuestra enfermedad, de nuestra debilidad, tenemos que volver a sumergirnos en las aguas del bautismo, para que limpios de nuestra culpa seamos hombres nuevos, y podamos afirmar como Naamán:

“Reconozco que no hay otro Dios en toda la tierra”

Y esto le ocurrió cuando escucho al Señor, al hombre de Dios, y quedó curado de la lepra, que también nosotros podamos escuchar la voz del Señor, “que no endurezcamos nuestro corazón”.

Esa volunta se manifiesta en la Palabra, que no se encuentra encadenada, y por eso se puede soportar todo con la ayuda de la fe y la confianza plena en el Señor a pesar de las dificultades y la persecución. Que podamos ya experimentar que el Señor se hace presente en nuestras vidas y que camina junto a nosotros; si vivimos con Él, moriremos con Él. Dará así sentido a la lucha contra las fuerzas del mal que nos llevan al pecado y al alejamiento de la verdad.

Tenemos que tener la confianza plena de aquellos leprosos del Evangelio, de los enfermos, de los que se sienten manchados por el pecado y por las enfermedades de este mundo, que podamos acercarnos y decirle, que se apiade de nosotros, porque solo Él puede curarnos y salvarnos.

De los diez leprosos solo uno fue agradecer a Dios su curación, el resto no, por lo tanto el único salvado es el que reconoce al Señor y queda purificado en cuerpo y espíritu, que hoy escuchemos nosotros esas mismas palabras consoladoras de Jesús:

“Levántate, vete; tu fe te ha salvado”

Javier Abad Chismol