TODO CREADO POR AMOR Y
PARA LA
SANTIDAD
Dios crea todo por amor, la creación nos es algo desordenado,
no es un caos, hay una armonía en todo lo creado, pero toda la creación solo
tiene sentido cuando se pode a Dios en el centro de todo.
Crea toda la naturaleza, los animales, y crea al hombre a
imagen y semejanza suya, y le da poder
para usar todo lo creado, convirtiendo al hombre en el centro de la creación, y
todo es creado por amor y para el amor. Quizás el exceso de libertad, la
inteligencia, hace creer al hombre que puede superar a su creador, que puede
ignorarlo o incluso sobrepasarle, he ahí el gran error de soberbia del hombre,
¡sin Dios no podemos nada! ¡Con Dios lo podemos todo! Nuestro creador nos hace
grandes, alejarnos de él es la tentación a la infidelidad y sí que nos lleva al
caos y al desorden.
La armonía de la
Creación nos lleva a Dios, nos lleva a la santidad, la santidad es lo que todos
tenemos que llegar a alcanzar, que es algo tan sencillo como realizar aquello
para lo que hemos sido creados, es decir, desarrollar nuestra vocación, y eso
se revela por gracia de Dios y en la escucha de la Palabra y la oración.
Por eso cuanto más lejos estamos de Dios, de nuestro Creador,
más nos cuesta encontrar nuestro lugar en el mundo, y se produce una sensación
de vacío, que se intentan llenar con todo tipo de cosas y de sentimientos.
Aunque parezca una contradicción el sufrimiento lleva a la
salvación y la santidad, un sufrimiento y un esfuerzo que siempre se revela el
ser humano, e incluso le lleva al enfado o no aceptación de Dios, de nada le
sirve al hombre enfrentarse con su propio naturaleza, por más que en su
inteligencia quiera llenarse de demagogia y así convertirse en su propio dueño
y creador.
Los fariseos siempre intentaban poner trampas a Jesús para
poder atraparle con sus palabras, y hacen un juego de palabras con la Ley de
Moisés, todo con respecto a el divorcio del hombre y la mujer, y cuando era
lícito separarse.
Jesús llama a la unidad, y a mantener una misma fe, a la
importancia del amor y la mujer, y hoy para nosotros dar una clara relevancia
al valor de la familia, del amor a los hijos, de la entrega, de la generosidad,
del respeto de unos hacia otros y algo muy importante la fidelidad, para que de
esta manera se plasme el amor de Dios.
Javier Abad Chismol
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