sábado, 6 de octubre de 2018

XXVII Domingo Ordinario, 2018

TODO CREADO POR AMOR Y PARA LA 

SANTIDAD





Dios crea todo por amor, la creación nos es algo desordenado, no es un caos, hay una armonía en todo lo creado, pero toda la creación solo tiene sentido cuando se pode a Dios en el centro de todo.

Crea toda la naturaleza, los animales, y crea al hombre a imagen  y semejanza suya, y le da poder para usar todo lo creado, convirtiendo al hombre en el centro de la creación, y todo es creado por amor y para el amor. Quizás el exceso de libertad, la inteligencia, hace creer al hombre que puede superar a su creador, que puede ignorarlo o incluso sobrepasarle, he ahí el gran error de soberbia del hombre, ¡sin Dios no podemos nada! ¡Con Dios lo podemos todo! Nuestro creador nos hace grandes, alejarnos de él es la tentación a la infidelidad y sí que nos lleva al caos y al desorden.

La armonía  de la Creación nos lleva a Dios, nos lleva a la santidad, la santidad es lo que todos tenemos que llegar a alcanzar, que es algo tan sencillo como realizar aquello para lo que hemos sido creados, es decir, desarrollar nuestra vocación, y eso se revela por gracia de Dios y en la escucha de la Palabra y la oración.

Por eso cuanto más lejos estamos de Dios, de nuestro Creador, más nos cuesta encontrar nuestro lugar en el mundo, y se produce una sensación de vacío, que se intentan llenar con todo tipo de cosas y de sentimientos.

Aunque parezca una contradicción el sufrimiento lleva a la salvación y la santidad, un sufrimiento y un esfuerzo que siempre se revela el ser humano, e incluso le lleva al enfado o no aceptación de Dios, de nada le sirve al hombre enfrentarse con su propio naturaleza, por más que en su inteligencia quiera llenarse de demagogia y así convertirse en su propio dueño y creador.

Los fariseos siempre intentaban poner trampas a Jesús para poder atraparle con sus palabras, y hacen un juego de palabras con la Ley de Moisés, todo con respecto a el divorcio del hombre y la mujer, y cuando era lícito separarse.

Jesús llama a la unidad, y a mantener una misma fe, a la importancia del amor y la mujer, y hoy para nosotros dar una clara relevancia al valor de la familia, del amor a los hijos, de la entrega, de la generosidad, del respeto de unos hacia otros y algo muy importante la fidelidad, para que de esta manera se plasme el amor de Dios.

Javier Abad Chismol

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