jueves, 2 de mayo de 2019

III SEMANA DE PASCUA C

HAY QUE OBEDECER ANTES A DIOS QUE 

A LOS HOMBRES


El ser humano está tentado a desobedecer a Dios, de querer engañarlo, de ignorarlo o de esquivarlo, de preferir las cosas del mundo antes que la oferta de Dios. Todo fruto de la debilidad del corazón, de la tentación del maligno y del abuso del hombre de la bondad de Dios. Siempre parece ser más atractivo aquello que aparentemente es más placentero más cómodo, que el esfuerzo de morir a uno mismo para seguir al Señor.

Hoy vemos como los discípulos eran regañados y amenazados por los fariseos y las autoridades del momento, no reconocían a Jesús, y menos que era el Mesías, y menos todavía de que eran culpables de la muerte de ese, de ese inocente o de ese farsante tal como defendían sus acusadores y culpables de su asesinato.

El mal actúa de este  modo, engaña, ocurre lo mismo como cuando un grupo terrorista justifica su acción en nombre de la política, de la opresión o de la libertad, es el asesinato justificado por la causa mayor. Lo mismo hicieron con Jesús ponía en peligro el poder de Roma y ponía en peligro la religión judía y su estatus, por eso lo mataron, porque la verdad que molesta se ahoga en la justicia de hombres que está pervertida por los poderes y afanes de este mundo. Por eso tenemos que obedecer antes a Dios que a los hombres, para no sucumbir a los poderes del mundo que provienen del maligno.

Los judíos se llenan de rabia, los castigan, pero ellos siguen adelante. Es la forma de demostrar el amor de Dios, ahora resuenan las palabras de Jesús en nuestro corazón y nos la interpela a cada uno de nosotros, nos pregunta ¿me amas? ¿Qué vamos a responder? Seguro que un sí rotundo, pero el Señor nos volverá a preguntar ¿me amas? Y al final con temor y temblor le diremos que si tímidamente, e incluso avergonzados porque nos damos cuenta de lo frágiles que somos, de la cantidad  de veces que como Pedro le negamos, nos avergonzamos.

Hoy le pedimos al señor que nos ayude, que nos de la fortaleza de volver a tirar las redes, de salir a pescar, de anunciar la Buena Noticia, que seamos valientes y que pongamos nuestra confianza en el Señor.


Javier Abad Chismol

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