viernes, 29 de marzo de 2019

HORARIO DE MISAS Y OFICIOS DE SEMANA SANTA DE LA PARROQUIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL DE BURJASSOT




Horario de misas y oficios de Semana Santa  de la Parroquia San Miguel Arcángel de Burjassot

 Misas  diarias 19:30 horas, salvo las que se indican a continuación

Día 12 de Abril de 2019. Viernes de Dolores
Templo Parroquial
19:00 horas. Vía Crucis
20:00 horas. Eucaristía y al finalizar,  procesión  Virgen de los Dolores

Día 14 de Abril de 2019. Domingo de Ramos
Ermita de San Roque
11:00 horas. Bendición de las palmas y ramas de olivo
Procesión hasta la Parroquia de San Miguel, donde se celebrará la Eucaristía

Día 18 de Abril de 2019.  Jueves Santo
Templo Parroquial
19:00 horas. Misa Eucaristia de la Cena del Señor, a continuación Hora Santa ante el Monumento
Ermita San Roque
23:00 horas. Procesión del Silencio

Día 19 de Abril de 2019. Viernes Santo
Templo Parroquial
8:00 horas. Santo Vía Crucis por nuestras calles con la imagen de Jesús Nazareno
10:00 a 11:00 horas. Hora Santa
11:00 a 17:00 horas Turnos de Adoración
18:30 horas Santos Oficios
20:30 horas. Procesión del Santo Sepulcro

Día 20 de Abril 2019. Sábado Santo
Templo Parroquial
20:00 horas. Solemne Vigilia Pascual

Día 21 de Abril de 2019. Domingo de Resurrección
Ermita de San Roque
10:30 horas. En procesión saldrá la imagen de la Virgen para encontrase a las
11:00 horas en la Plaza con la imagen de Jesús Resucitado y ambas imágenes bajaran acompañadas por Cofradías y Clavarías hasta el templo.
12:00 horas. En el Templo Parroquial Santa Misa de la Resurrección del Señor.

miércoles, 27 de marzo de 2019

EL HIJO PRÓDIGO, IV SEMANA DE CUARESMA C-2019


“ESTE HERMANO TUYO ESTABA MUERTO Y HA VUELTO A LA VIDA”


El Pueblo de Dios, el pueblo elegido ha llegado a la Tierra Prometida, al encuentro con el Señor, después de pasar cuarenta años en el desierto, de pasar dificultades, e incluso de enfadarse con Dios por las adversidades del camino, de fabricar otros ídolos, de maldecir a Dios, de ver la salvación de los egipcios como otra esclavitud mayor. Nos cuesta mucho a veces ver a Dios en las dificultades y en los avatares cotidianos.

Esto es similar a nuestra vida, el bautismo es nuestro Sí al Señor, pero el hecho de estar bautizados, de renunciar al pecado, de querer seguir la luz de Cristo no nos lleva a creer o mal creer que por este motivo ya no vamos a tener dificultades de ningún tipo, reconocer al Señor es saber a dónde vamos, no es librarnos de las piedras del camino, por ello entendamos la conversión, como la lucha contra los obstáculos, pero hagamos ese trayecto con confianza y con fe, pidamos fuerza para el camino, no que nos quiten el camino y la misión que tenemos cada uno en la vida.

Estamos llamados a vivir en Cristo, tenemos una oportunidad grandiosa de ser hombres y mujeres  nuevos, es el regalo de la cuaresma, la conversión del corazón, la posibilidad infinita de perdón, no por nuestros méritos, Cristo murió por todos nosotros, él carga con nuestras culpas, él limpia nuestro pecado, él que es infinito amor y misericordia.

Todos somos pecadores, y todos podemos redimirnos, Jesús cuenta la parábola del Hijo Pródigo para aquellos que son duros de corazón, aquellos que por un lado aprovechan todos los dones que el Señor da, para luego desperdiciarlo. Aquel hijo que después de gastarlo todo vuelve a la casa del Padre, pide perdón y él le acoge, humanamente esto es impensable, que después de malgastarlo todo vuelva como si nada, y seguramente por interés. Pero el Padre perdona y acoge, lo celebra, es el milagro de la conversión y de la misericordia infinita de Dios. Y luego también la actitud del hijo mayor ante la bondad del Padre de perdonar, cuando él ha hecho lo correcto y el otro no.

No podemos tener celos del amor y perdón de Dios, debemos sentirnos perdonados y alegrarnos del perdón y de la conversión de otros, es decir vivir la misericordia de Dios y darla a los demás.

Javier Abad Chismol

miércoles, 20 de marzo de 2019

III SEMANA DE CUARESMA C-2019, LA ZARZA ARDIENDO



“YO SOY”


El Señor es el que es, no hay otro, aunque el mundo quiera vender más dioses, estos son fruto de la imaginación del hombre de ser tan pretencioso de querer fabricar a dios, ¿Qué criatura inferior puede fabricar a dios? Ninguna, porque esta no sería dios, sería un fabricado, un dios que utilizo para conectar con la divinidad, pero que al final no es nada, es hueco y vacío.

El Señor se dirigió a Moisés, se le manifestó a través de la zarza ardiendo, una zarza que no se consumía, que maravillaba, que se encontraba en lugar santo y sagrado, y como siempre un mensaje para el pueblo, un mensaje que se sigue manifestando una y otra vez a todos los pueblos. Hablamos del mensaje de la liberación, de salir de la esclavitud que oprime y no deja ser libre al hombre, esa atadura no es producida solo por hombres tiranos, es producida por el afán del hombre de ser dios, de dominarlo todo, de alimentar su soberbia y sobre todo la autosuficiencia.

El Señor viene hoy a nosotros a sacarnos de nuestro pecado de nuestra incredulidad y nos llama a descubrir la tierra prometida, a ser libres de  verdad, a romper las cadenas y decir que el Señor es el que es, y que no hay otro fuera de él.

Tengamos cuidado en el camino de peregrinación en esta vida, no caigamos ante las dificultades, como nos dice san Pablo, todos salieron en busca de la tierra prometida y ¿Quién no busca en esta vida una tierra prometida, una vida mejor para él y los suyos? Pero luego resulta que el camino no es nada fácil. Nosotros somos ese pueblo llamado por Dios a salir de nuestra esclavitud y nos ponemos en camino, pero en ocasiones las dificultades del camino, nuestro pecado, nuestra debilidad, ahoga nuestra buena intención, y acabamos maldiciendo a Dios por habernos sacado de la esclavitud, porque a lo mejor a veces es más cómodo vivir aposentado en el pecado, ser preso de los pecados, del egoísmo, del placer, de la comodidad, no queremos hacer el esfuerzo de salir de ahí, y negamos el rostro a Dios, o nos ponemos en camino a medias.

Esto es igual que los bautizados que viven al margen de Dios, dijeron si en cierto modo, pero realmente es un no, no dejan lugar al señor en sus vidas, no practican los sacramentos, ni la comunión fraterna, no  viven con el verdadero Dios, están al margen, viven presos del egoísmo de sí mismos, y dicen un sí a su dios disfrazo de cristianismo.

Nuestra vida tiene que dar fruto, pero a veces nuestra ceguera hace que consumamos vida en vez de realmente vivirla. Nos planteamos algo muy importante, ¿Si decimos si a Dios? ¿Nos irá todo bien? Es el gran error de la fe inmadura, que piensa que Dios te librará de los males de este mundo, como vemos hay ciertas cosas que ocurren igual a todas las personas, tales como los accidentes, las enfermedades, la muerte, etc., es la propia condición humana, nuestro peregrinar llega más allá, porque trasciende la existencia terrena, no olvidemos que nuestra meta no es esta vida.

Nuestra vida debe dar fruto y servir, una vida llena de bondad y no de maldad, una vida que fructifique y que dé frutos para la vida eterna.

Javier Abad Chismol
Párroco

jueves, 14 de marzo de 2019

II SEMANA DE CUARESMA 2019-C


LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

ALIANZA DEL SEÑOR CON ABRAHAM,

 EL CREYENTE


Abraham cree en el Señor invisible sale de sí mismo, renuncia a su incredulidad y a sus ataduras, Él puso su confianza en el Señor y fue capaz de decir sí, supo dejar a sus parientes, amigos,  y de esta manera atendió la voluntad del Señor y se puso a caminar hacia la tierra que el Señor le prometió.

Dios nos salva y nos da una vocación santa, es una llamada para poder trascender todo lo que hacemos y todo lo que vivimos, y desde luego no lo ha hecho por nuestros méritos ni por nuestras buenas obras, lo ha hecho por puro amor y en gratuidad.

Hoy el Señor se transfigura delante de nosotros, que es como decir que le reconocemos, y lo hacemos además como Señor, muchos le verán pero no le verán, muchos oirán su nombre pero no le reconocerán, el Señor se transforma y a su vez nos transforma a nosotros, Él cambia nuestras vidas. Porque son muchos los que son esclavos de la carne y de los instintos más primarios, y en ese vivir presos del mundo se cierran a la conversión y a la salvación y andan como perdidos, buscando donde no hay.

Cuando el Señor se transfiguró ante los discípulos todos experimentaron lo bien que se estaba en esa presencia mística, como se alcanzaba un grado que superaba todo lo terreno, por eso decimos que estar con el Señor en este mundo, reconocerle, es lo más parecido a la vida eterna, la cual esperamos, añoramos y deseamos.

En esa presencia mística del Señor, se oyó una voz que decía; “Este es mi hijo amado, en quien me complazco, escuchadlo”.

Esas palabras, ese rostro de luz en el Señor, nos da confianza aunque nos dé temor, pongamos nuestra vida en manos del Padre y el transformará nuestras vidas, hará que su rostro brille como el sol y afirmemos el sí de Abraham y el sí de María, renovemos nuestra confianza y nuestro amor al Señor y acerquemos al misterio de la trascendencia.

Javier Abad Chismol

miércoles, 6 de marzo de 2019

I SEMANA DE CUARESMA C-2019, TENTACIONES DE JESÚS



NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN


Comenzamos el tiempo de la cuaresma, es el tiempo de la reflexión y de la revisión de vida, es tiempo de hacer un pequeño alto en el camino y escuchar la voz del Señor.

La mayor tentación del hombre es la que escuchamos en el libro del Génesis, es la tentación de la serpiente, del demonio, a Eva, a la humanidad entera, y no es otra que querer prescindir de Dios, anularle y querer suplirle, recordemos la frase de la serpiente; “Si comes del árbol serás como Dios”.

Hoy, nuestro mundo sigue queriendo eliminarlo, apartarlo, y es precisamente ahí donde el hombre cae en la mayor tentación y sucumbe presa de sus caprichos y de su nueva moral adaptada a los tiempos del momento.

Al anular a Dios desconocemos la profundidad del bien y el mal y entonces caemos cautivos del relativismo y de la subjetividad.

Si por un hombre entró el pecado en el mundo, así por un hombre, nos entró la salvación, Cristo es el nuevo Adán, el que nos lleva a las puertas de la salvación y orienta de nuevo nuestras vidas, y de esta manera manifestamos que Cristo murió por nuestros pecados y nos ha redimido con su sangre, del mismo modo que por un hombre pecamos todos, por un hombre nos salvamos.

El demonio tentó al Señor en cuanto hombre, porque se hizo uno de nosotros, sintió hambre y el demonio le dijo que convirtiera las piedras en pan, y Jesús le respondió; “No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Le pidió que manifestará su grandiosidad y le dijo; “No tentarás al Señor tú Dios”. Le ofreció la grandeza de todo el mundo y le dijo; “Adorarás al Señor tú Dios y sólo a Él darás culto”.

En definitiva, deja a Dios ser Dios, y con la gracia y el espíritu vencerás la tentación.

Javier Abad Chismol.  Párroco