LA VOCACIÓN Y EL ENVÍO
DIOS ESCOGE Y ENVÍA
Dios quiere que todos los hombres se salven, que entren por
la puerta de la salvación, por lo tanto no nos deja solos, Él se manifiesta a
todos los hombres, a toda la humanidad y lo hace a través de la propia historia
humana, viene a nosotros, a nuestra realidad, en nuestro momento concreto.
Es el profeta el enviado, aquel que recibe la misión de anunciar la verdad a
los pobres, a liberar a los cautivos del pecado y del ateísmo, de la
servidumbre a los falsos dioses, y se manifiesta en toda su grandiosidad, con
signos grandiosos y visibles a nuestros torpes ojos, para que se demuestre su
trascendencia y su gloria.
Es la vocación de Isaías, que se siente indigno ante su
pequeñez y la magnitud de la misión que se le encomienda, Dios lo purifica y lo
envía a ser presencia ante los hombres.
Pablo pasa de ser perseguidor a apóstol, un gran absurdo que
solo se puede entender desde la conversión y la fuerza de la gracia, el Señor
Jesús acude a él y transforma su vida, les recuerda a todos lo importante que
es creer en Jesucristo, que le creamos como el Hijo de Dios, no como un hombre
más, por eso hay que afirmar la divinidad de Jesús, la fe y la esperanza en la
resurrección, esos son los pilares de nuestra fe, el misterio trinitario y la
fuerza de la gracia y el Espíritu Santo.
Jesús llama a su Iglesia, a sus discípulos, a todos nosotros,
a que seamos capaces de fiarnos de Él, no a confiar tan solo en nuestras
fuerzas, cuando les dice que remen mar adentro ellos desconfían, porque no
habían pescado nada antes, pero es la fuerza de la gracia, de la misión, la que
hace que se vuelvan con las redes repletas, esa es la confianza que tenemos
todos que tener, rememos mar adentro, dejémonos transformar por el Señor, Él
nos ayudará y nos guiará, él nos protegerá, acojamos el ENVÍO y el transformara
nuestras vidas.
Javier Abad Chismol
Párroco
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