¡OJALÁ TODO EL PUEBLO
FUERA PROFETA!
Semana XXVI del Tiempo
Ordinario (B-2015)
Ojalá todos tuviéramos la inquietud del corazón de los
profetas, ojalá todos tuviéramos una necesidad de hablar de Dios, de contar a
todos nuestra experiencia, de ser trasmisores del Espíritu de Dios que toca los
corazones y que nos hace proclamar su grandeza.
No podemos encorsetar a Dios, este no es solo privilegio de
unos iluminados, esa es la misión de la Iglesia que camina en Comunión, de
Iglesia como Pueblo de Dios en camino, todos formamos parte de ese proyecto salvífico
del Padre. Por eso cuando uno habla de Dios muchas veces se le hace callar,
hagamos como Moisés, afirmemos que ojala todos hablaran de Dios, ojalá fuéramos
valientes anunciadores de la verdad sin miedos y sin complejos.
El Anuncio es para la salvación, y ese anuncio es para
aquellos que olvidan a Dios o lo niega, aquellos que quieren hacer de la tierra
su morada eterna, pero ¡que engañados están! Van derechos a la tumba sin
remedio. Por eso es tan difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos, porque su corazón está en lo
material, porque lucha por tener más, por ser más poderoso, porque la ambición
sin Dios no tiene límite, la ambición sin Dios es nuestro verdugo hacia una
muerte que no tiene retroceso.
Por eso hay que anhelar la pobreza del corazón, del espíritu,
para ser libre de las ataduras de este
mundo, de lo que no nos deja ser auténticos. La riqueza desmedida suele ir
acompañada de todo lo que nos destruye.
Ser pobres, soñar con el Señor, llevemos todos juntos la gran
misión de la Buena Noticia, aquella que da potestad para descubrir y expulsar
demonios, la cercanía al Señor nos hará capaces de distinguir los espíritus
inmundos, y ellos nos descubrirán y nos atacaran, pero no importa porque el
Señor es nuestro Alcázar, es nuestro refugio.
Arranca de tu vida todo aquello que te hace caer, elimina la
seducción de este mundo, de lo que te aleja del amor de Dios, que no seamos
motivo de escándalo en el anuncio de la Verdad y haceros fuertes en Jesucristo,
aquel que tiene poder para expulsar a los poderes de este mundo que nos dicen
que seamos ricos, que busquemos el poder y prestigio, la ausencia de Dios y la
apuesta por el mundo. El que no está contra nosotros está con nosotros, porque
el mal se destapa así mismo.
Javier Abad Chismol