AMAD A VUESTROS ENEMIGOS
El Señor nos invita a amar a nuestro prójimo, a aquellos que
tenemos a nuestro lado, a las personas, que no por casualidad están próximos,
los cristianos no creemos en la casualidad, ni en la suerte, es el
convencimiento de que Dios interviene en nuestras vidas, a través de lo que
llamamos la divina providencia.
Amar a los demás no es
fácil, lo es ya de por sí aunque sea nuestra familia, o nuestros amigos, pues
todavía es mucho más difícil amar a aquellas personas que no nos quieren bien,
que nos hacen daño de una manera u otra, es más, podríamos decir que no es
posible por nuestras fuerzas, porque lo que nace al ser humano al sentirse
atacado es la revancha y la venganza.
Curarnos del rencor es una gracia de Dios que da a sus hijos
en gratuidad, es saber perdonar, es la misma capacidad que reciben los mártires
en la Iglesia que saben perdonar a sus verdugos, se cumplen las palabras de
Jesús en la cruz; "Perdónales porque no saben lo que hacen".
El perdón es dos de Dios, es la sabiduría de Dios frente a la
de los hombres, la de Dios nos da la paz, la otra en ausencia de Dios, nos
lleva a la disputa, al enfrentamiento e incluso a la guerra.
Aquel que busca la violencia, o que quiere imponer su
pensamiento, o que carece de respeto a los demás, es necio a los ojos de Dios.
hay que respetar los tiempos en humildad y en justicia,
algunos pueden pensar que entonces el cristiano tiene que ceder a todo, y eso
tampoco es cierto, es ser firme en la paz y en justicia, y eso puede llevar a
la persecución por no adaptarse a lo que pide el mundo, por esa razón los
cristianos han sido perseguidos en distintas épocas, atacando por este motivo
la gran labor social y espiritual que a lo largo de la historia ha realizado la
Iglesia.
Estamos llamados a una perfección ante los ojos de Dios, no
ante los ojos de los hombres y del mundo.
Javier Abad Chismol
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