miércoles, 19 de febrero de 2020

VII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO A


AMAD A VUESTROS ENEMIGOS


El Señor nos invita a amar a nuestro prójimo, a aquellos que tenemos a nuestro lado, a las personas, que no por casualidad están próximos, los cristianos no creemos en la casualidad, ni en la suerte, es el convencimiento de que Dios interviene en nuestras vidas, a través de lo que llamamos la divina providencia.

Amar a los  demás no es fácil, lo es ya de por sí aunque sea nuestra familia, o nuestros amigos, pues todavía es mucho más difícil amar a aquellas personas que no nos quieren bien, que nos hacen daño de una manera u otra, es más, podríamos decir que no es posible por nuestras fuerzas, porque lo que nace al ser humano al sentirse atacado es la revancha y la venganza.

Curarnos del rencor es una gracia de Dios que da a sus hijos en gratuidad, es saber perdonar, es la misma capacidad que reciben los mártires en la Iglesia que saben perdonar a sus verdugos, se cumplen las palabras de Jesús en la cruz; "Perdónales porque no saben lo que hacen".

El perdón es dos de Dios, es la sabiduría de Dios frente a la de los hombres, la de Dios nos da la paz, la otra en ausencia de Dios, nos lleva a la disputa, al enfrentamiento e incluso a la guerra.

Aquel que busca la violencia, o que quiere imponer su pensamiento, o que carece de respeto a los demás, es necio a los ojos de Dios.

hay que respetar los tiempos en humildad y en justicia, algunos pueden pensar que entonces el cristiano tiene que ceder a todo, y eso tampoco es cierto, es ser firme en la paz y en justicia, y eso puede llevar a la persecución por no adaptarse a lo que pide el mundo, por esa razón los cristianos han sido perseguidos en distintas épocas, atacando por este motivo la gran labor social y espiritual que a lo largo de la historia ha realizado la Iglesia.

Estamos llamados a una perfección ante los ojos de Dios, no ante los ojos de los hombres y del mundo.

Javier Abad Chismol

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