ESTO OS MANDO: QUE OS
AMÉIS UNOS A OTROS
El don del Espíritu Santo es un regalo de Dios que da todos
sus hijos sin distinción, porque el Señor ama a todos en gratuidad, no hace
acepción de personas, Él acepta al que lo teme con un sano temor de Dios,
práctica la justicia sin importar la condición de este.
Ese es el amor gratuito de Dios que se nos da como una gracia
que debe ser transmitido de generación en generación. En la Buena Noticia se
nos propone el carácter universal del mensaje de la salvación, porque Dios
quiere que todos los hombres se salven y entren por la puerta de la salvación.
Estamos llamados a querernos firmemente, a amarnos unos a otros,
porque el amor es Dios, todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que
no ama es porque no ha conocido a Dios, aunque diga conocerlo o pronuncie su
nombre, solo el que ama y perdona de corazón conoce a Dios de verdad.
Dios mando a su Hijo para que descubriéramos el amor
verdadero, y para que así podamos vivir por él, en esto consiste el amor, en
que Dios nos amó primero y Jesús fue víctima de propiciación por nuestros
pecados.
Permanezcamos en el amor Dios, como los sarmientos en la vid,
porque sin el Señor no podemos hacer nada, venzamos la tentación del hombre de
vivir al margen de Dios, creyendo que podemos reinventar la condición humano y
decidir que es el amor, que es la verdad y donde se encuentra la felicidad, ese
es el engaño del demonio, que no necesitamos de Dios y que todo lo decide el
propio hombre, es decir, expulsar al creador de la vida, es lo que hicieron con
Jesús, crucificarlo, expulsarlo porque molestaba en la autosuficiencia del
hombre y querer ser como Dios o más que Dios.
Este es el mandamiento que nos da el Señor: que nos amemos
unos a otros como él nos ha amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la
vida por sus amigos.
El Señor nos llama amigos, porque nos trata por igual, el
Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a servir, porque conocer a Dios es
abrazarse al amor gratuito de Dios.
Solo podemos amar de verdad si estamos cerca del Señor,
porque sin Él nuestro amor se hace interesado y egoísta, confundimos los
sentimientos por eso tenemos que ir a la verdadera fuente que nos dará el amor
verdadero y nos dará la auténtica felicidad.
Javier Abad Chismol
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