José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén, también se conoce
como Fiesta de la Candelaria
Origen
de la fiesta:
Esta costumbre tiene su origen en
la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del
Niño Dios al templo.
En tiempo de Jesús, la ley
prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para
purificarse a los cuarenta días que
hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a
los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres
días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.
Ya que se cumpliera la fecha,
acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una
ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo
primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de
Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos.
José y María llevaron a Jesús al
templo de Jerusalén. Como eran pobres,
llevaron dos palomas blancas. Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo,
tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría
a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma,
profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.
Explicación
de la fiesta:
El día 2 de febrero de cada año,
se recuerda esta presentación del Niño Jesús al templo, llevando a alguna
imagen del Niño Dios a presentar a la iglesia o parroquia. También ese día, se
recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas (velas hechas de parafina
pura) a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como luz de todos los hombres.
De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las candelas” o el “Día de la Candelaria”.
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