JESÚS
NACERÁ DE MARÍA
La Virgen
está en cinta, y espera un niño, que se llamará Enmanuel, que
significa “Dios con nosotros”, ese es el gozo que
celebramos en estos días a las puertas de la Navidad, es la Profecía
de Isaías, que adelanta el Nacimiento del Salvador, esa es la misión
del Profeta que hemos vivido en este tiempo del Adviento; Preparad
el camino al Señor.
El Señor
ama a su Pueblo, y no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, y
por eso envía a los profetas, y a su vez nos deja la Escritura, las
Sagradas Letras, que hablan de Dios, una Palabra que es viva y
eficaz, que es transformadora y nos lleva a la conversión, que es
volver nuestra vida al Señor.
Dispongámonos
a preparar nuestro corazón para que el Señor, ese pequeño niño,
pueda nacer en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestras
casas, en nuestras calles. Esa ternura, y esa pequeñez simboliza el
amor tan grande que nos tiene el Señor a todos nosotros, ¿hay algo
más frágil que un niño recién nacido?
El
nacimiento de Jesús venía a cumplir la Promesa que el Señor había
prometido a su pueblo, ese pueblo elegido que es ahora toda la
humanidad, ya no es una salvación para unos pocos, es para todos sin
excepción, el Salvador al hacerse hombre se hace accesible a todos,
sin distinción, es el valor fundamental de la Buena Noticia, que es
precisamente eso, que nadie quedará excluido en la senda que conduce
al hombre a su Creador.
Por ese
motivo las cuatro velas de nuestra Corona de Adviento simbolizan la
plenitud de la luz de Cristo, es la luz que alumbra al mundo, debe
ser como faro que alumbra nuestros pasos, una luz que debe pasarse de
unos a otros, porque no habría verdadera Navidad sin solidaridad,
generosidad y entrega.
Escuchamos
en el Evangelio que José acepta las palabras del Ángel, al igual que
María, eso es la fe, eso es la confianza en el Señor, aceptar a
pesar de no comprender y entender, preparemos nuestro interior para
ese nacimiento, digamos SI al Salvador.
Javier Abad
Chismol
Párroco
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