SE ACERCA VUESTRA
LIBERACIÓN
I Semana de Adviento
(C-2015)
(Jer 33, 14-16. Sal
24. 1 Tes 3, 12-4, 2. Lc 21, 25-28. 34-36.)
El mundo se tiene que observar y contemplar con esperanza y
con confianza, el Señor no nos ha dejado solos, sabemos que él tiene que venir
a nuestros corazones, a nuestras vidas, esa es nuestra meta, de que venga a
llenar nuestra existencia, de que nos ayude a superar el aparente sin sentido
de nuestro mundo, del lugar que ocupa en el cosmos, en el universo.
Una ciudad nueva donde habite la justicia y la paz, una forma
distinta de entender la humanidad, en donde el pecado, la corrupción, sea
vencida por la fuerza del amor y de la solidaridad, sin Dios, sin su venida, no
podemos hacer absolutamente nada, el Señor “es nuestra justicia”, con él
podemos vencer la fuerza del mal, del ateísmo, de la indiferencia y de la
crueldad del hombre que quiere devorarse unos a otros porque está lleno de
odio, de ambición, de codicia y de ansia de poder.
El tiempo de Adviento es un tiempo privilegiado para el amor,
para la esperanza, para estar expectantes a la venida de algo muy grande, es la
espera que se convierte en fuente de amor y de paz, donde la justicia divina se
impone por encima de la de los hombres, para ello tenemos que aprender a poner
en práctica todo aquello que el Señor nos ha enseñado en las Sagradas Letras,
los mandatos divinos que no vienen como imposición, que vienen como nuestra
liberación de la esclavitud y del pecado.
Llegará un día que habrá signos fabulosos, porque viene el
Señor, los alejados tendrán miedo por lo desconocido y por la evidencia de su
error al rechazar al autor de la vida. Estemos preparados para esa venida, que
no estemos embotados por todas las tentaciones terrenas, por lo que nos
pervierte y nos aleja del amor y de la verdad, velad y orar para presentarse
sin temor ante los ojos del Padre.
Javier Abad Chismol
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