SAN JUAN MARÍA VIANNEY
CURA DE ARS
Modelo de Párroco
Muchas veces nos preguntamos cual es el modelo de sacerdote
que nos pide la Iglesia, como debe ser la persona que obedeciendo a la voluntad
de Dios decide por gracia recibir el Sacramento del Orden.
Cuando contemplamos la vida sencilla del Cura de Ars, nos
damos cuenta de que el Señor no pide grandes hombres, ni muy inteligentes, ni
sabios, pide ante todo y sobre todo hombres de Dios.
He reflexionado en ocasiones qué tipo de cura me pedía el
Señor que fuera, o si estaba a la altura de tan noble misión. La vocación no es
una decisión personal, la vocación es la aceptación de una misión, que no tiene
por qué ser lo que uno quiere, recordando la frase del Evangelio; “si el grano de trigo no muere no da fruto”.
La vocación es ir muriendo a uno mismo para entrar en gracia con el Señor y con
nuestros semejantes.
El sacerdote es un servidor de Dios en los hermanos, proclama
la Palabra de Dios con entusiasmo y alegría, el sacerdote debe llevar la alegría
de anunciar el Evangelio.
El cura de Ars era un hombre austero y de oración, pedía por
sus feligreses, por su conversión, pasaba largas horas en el confesionario
atendiendo a los penitentes que venían de todos los lugares. El primer paso
para la conversión es el reconocimiento de la culpa.
La sencillez, el servicio a los pobres, la predicación que
tanto le costaba, y su dedicación sea para nosotros estímulo en la vida y que descubramos
que el Señor mira en lo más profundo de nuestro corazón. Aprovechemos esta
memoria para pedir por todos los sacerdotes.
Javier Abad Chismol
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