ESPECIAL TIEMPO DE
ADVIENTO
EL MISTERIO DE LA
ESPERA
1- El misterio de la
espera y venida de Dios en el corazón del hombre actual.
La tensión de la espera y la no-espera, no se sabe esperar,
hay impaciencia, se busca la inmediatez, quiere respuestas rápidas.
No sabe esperar, por eso le cuesta tener esperanza, busca
respuesta en:
- La ciencia.
- La medicina.
- Las leyes.
- Los astros.
Todo, menos Dios, se queda en el último comodín. Resurge la
brujería, la adivinación, aquello que no compromete pero si soluciona, es la
época de la droga, de la alucinación.
Realmente el hombre sigue buscando la salvación, siente en el
corazón como un vacío, un desierto en busca de oasis.
Conocemos la historia de esperando a Godot de dos mendigos,
esperan sin saber lo que esperan, ni a quien, ni como, ni fecha o incluso el
lugar de la fecha, de pronto llega un muchacho indicando que va llegar al día
siguiente, pero al día siguiente llega con la misma misiva de mañana, y los dos
pobres siguen esperando.
Alguno puede verse reflejado en esta espera de Godot, de
Samuel Beckett, es la situación del hombre postmoderno, un condenado a esperar
algo que nunca llega, es el drama absurdo, son castillos de arena de la playa.
La espera constituye la misma trama de la vida. Es su fuerza y debilidad. Impaciente y serena, la espera es compañía de la vida en sus búsquedas y encuentros. Contiene sus secretos. A veces es su freno y su trampolín de lanzamiento, su memoria y latido de corazón... La espera es de algún modo nosotros mismos, con nuestras cualidades y defectos, con nuestras certezas y nuestros interrogantes, con nuestras necesidades y nuestros deseos. (E. Debuyst).
La espera siempre rejuvenece al hombre.
2- El misterio de la
espera y venida de Dios, proclamado en la liturgia.
a- El gozo de la
espera y la certeza de la venida.
La Palabra de Dios que se proclama en el adviento resume las
esperas y búsquedas del hombre iluminada cuando se agita el corazón y la mente.
No es como el caso de Godot, sabemos a quien esperamos y sabemos que va a
llegar.
SALMO 32
Himno al poder y a la providencia de Dios
Himno al poder y a la providencia de Dios
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(Salmo 32)
b- Los ritos de la
preparación.
Es un rito que nos prepara el corazón: preparar el camino del
corazón.
3:1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
3:1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
(Mateo 3,2) leer
c- Maestros y modelos
de la preparación.
Maestros y modelos de espera: Isaías, Juan Bautista, María,
José.
Isaías: es el profeta que expresa la esperanza de Israel,
suscita la espera del hombre anunciado su, próximo cumplimiento en el salvador.
No hay motivo para durar de Dios: cumplirá sus promesas. El creador de cielo y
tierra, tiene poder de redimir a Israel creando un nuevo exodo, la salvación
será una nueva creación.
Juan Bautista: último de los profetas, resume en su persona y
palabra la historia precedente. Viene a preparar el camino al Señor, ofrece el
conocimiento de la verdad, el perdón de los pecados, es la voz que clama en el
desierto.
María: Es la que los profetas habían llamado “Hija de Sión”,
se culmina la espera mesiánica de todo el pueblo de Dios, pronuncia el Si del
ángel, salva al mundo desde la realidad humana.
José: esposo de María, hombre justo de la estirpe de David.
d- El leccionario
dominical
Primer domingo: Cristo como libertador.
Segundo domingo: Conversión por Juan Bautista, preparar el
camino.
Tercer Domingo: Juan Bautista bautiza con agua, Cristo con
Espíritu Santo.
Cuarto Domingo: Nacimiento de Jesús, las dos madres se
abrazan, María y Marta.
3- El misterio de la
espera y de la venida de Dios celebrado en la liturgia.
Siempre lo celebramos en la liturgia: “Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección , ven señor Jesús”.
Podíamos sintetizar en los siguientes puntos:
- Mantenerse
vigilantes en la fe, en la oración, apertura a conocer los signos de la venida
del Señor.
- Caminar por el
camino trazado por Dios, convertirnos.
- Testimoniar el gozo
que nos trae Jesús salvador.
- Tener un corazón pobre
y vacío, imantando a José, a la Virgen, a Juan el Bautista.
- Participar en la
celebración de la eucaristía.
Javier Abad Chismol.
Parroco
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