sábado, 2 de febrero de 2013

IV SEMANA TIEMPO ORDINARIO




LECTURAS DEL CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (C)



Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 1, 4-5. 17-19

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor:
«Antes de formarte en el vientre, te escogí;
antes de que salieras del seno materno, te consagré:
te nombré profeta de los gentiles.
Tú ciñete los lomos,
ponte en pie y diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo,
que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte,
en columna de hierro, en muralla de bronce,
frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y la gente del campo.
Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte.»
Oráculo del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 (R/.: cf. l5ab)

R/. Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mi tu oído, y sálvame. R/.

Sé tu mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Segunda lectura
Quedan la fe, la esperanza, el amor; la más grande es el amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31—13, 13

Hermanos:
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las co¬sas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios.

Aleluya
Lc 4, 18

El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad.

Evangelio
Jesús, como Elías y Eliseo, no es enviado sólo a los judíos
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 21-30

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga:
—«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían:
—«¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo:
—«Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo
haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió:
— «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elias, cuan¬do estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran ham¬bre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, nin¬guno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor.


COMENTARIO

TE HAGO LUZ DE LAS NACIONES



IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (C-2013)


El profeta es la boca de Dios, el profeta es el enviado, es aquel que acepta su misión en la vida, aquel que es capaz de ir contra todo lo establecido, incluso de su propia gente, porque para el profeta tiene sentido de verdad el cumplimiento más importante del amor a Dios sobre todas las cosas, ahí se cumple la radicalidad del seguimiento al Señor.

No es que el profeta quiera, siempre está la resistencia humana, ¿Quién quiere ponerse en contra a los suyos? ¿Quién está dispuesto incluso a perder la vida? Pero nadie puede frenar la labor del profeta, aunque materialmente lo destruya o lo haga callar, la verdad se impone porque el hombre no es capaz de callar a Dios, solo puede huir de él, negar la verdad y en consecuencia destruirse porque niega a su creador.

En el camino de perfección, el Señor nos quiere mostrar un camino mejor, un camino que nos lleve a la plenitud, aspiremos al amor, a la caridad, a morir a nosotros mismos, las características del amor nos superan, como le supera al profeta su misión, pero no por ello no nos debemos poner en camino, debemos vencer los miedos, nuestros límites, nuestros egoísmos, y de esta manera seremos capaces de entender el amor, el verdadero, el incondicional, el que vale para todas las cosas y situaciones de la vida, esa es la autenticidad del Evangelio, ese amor en grado de perfección solo es posible con la fuerza que viene de lo alto, del Espíritu Santo. Sin amor no somos nada, todas las cualidades, virtudes y dones se convierten en nada, en vanidades y en perdición, el amor que nos lleva a la fe ya la esperanza de que sea el Señor el que hace la obra buena en nosotros.

Hoy se cumple la Escritura en nosotros, hoy se nos presenta el Señor ante nuestros ojos, hoy todo tiene sentido, hoy también somos a veces incrédulos, no reconocemos al Profeta, como a Jesús que lo rechazaron en su tierra, abramos el oído y pongamos al Señor como luz para las naciones.

Javier Abad Chismol
Párroco




MISA MAYOR DE LA SOLEMNIDAD DE SAN JUAN DE RIBERA
26 DE ENERO DE 2013

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