miércoles, 16 de enero de 2019

II Semana del Tiempo Ordinario (C-2019)


BODAS DE CANÁ

HACED LO QUE EL OS DIGA



El Señor viene a nuestro rescate, viene a sacarnos de nuestro vacío, de nuestra incredulidad e incluso de nuestra prepotencia al querer superar lo insuperable en ausencia de Dios. Todos verán nuestra liberación, todos los pueblos de la tierra, porque el Señor ha estado grande con nosotros, porque nos ha mostrado el camino, es la alegría de los esposos cuando deciden emprender un camino en común, es la alegría de un buen proyecto laboral de futuro, es en definitiva poder afirmar que mi vida tiene sentido, que me han quitado el lastre del absurdo de mi existencia, porque decir si a Dios, es cumplir su voluntad y caminar hacia un mundo nuevo.

Nos ponemos en ese camino en donde todos nosotros descubrimos para que hemos sido creados, toda criatura, todo ser, necesita saber el sentido de su estar, de su vivir, y eso es lo que hace el Señor, nos descubre la misión que tenemos cada uno de nosotros en esta vida, esa es la grandiosidad de la fuerza del Espíritu, que nos revela para que hemos sido creados, que aviva nuestras capacidades y nuestros carismas, descubrimos que tenemos dones regalados por Dios que son para construir ese mundo nuevo del que hablábamos, es la alegría del que da en gratuidad y servicio. Solo en la profundidad de nuestra experiencia de Dios, en nuestras vidas podremos descubrir lo que nos ama Dios, y como somos capaces de hacer cosas muy grandes, grandiosas, porque si, Dios nos ama y quiere nuestra plenitud y para ello nos da la fuerza del Espíritu Santo que habita en todo hombre desde el bautismo. Por eso hoy recibimos la llamada extraordinaria de no malgastar nuestros carismas, a no esconderlos por temor, por comodidad o por egoísmo, seamos generosos y esa será nuestra verdadera liberación.

En esa llamada, en esa invitación, pongamos en camino, obedezcamos los mandatos de Jesús, hoy cumplimos en nosotros las palabras de María que nos dirige a todos nosotros; HACED LO QUE EL OS DIGA. Hoy somos esos invitados a la boda de Cana, llamados a degustar el vino que nos ofrece el Señor, ese es el gozo a la alegría, a la fiesta gozosa, es el gozo y la alegría de los enamorados que comparten su amor con sus amigos y seres queridos, esa debe ser nuestra actitud, el Señor nos dará lo mejor, avivará nuestros carismas, nos dará ilusión por seguir, a pesar de la dificultad y del absurdo del mundo, porque sabemos que estamos entrando en el gran banquete del amor, de la solidaridad, de la entrega total, hoy convierte nuestra agua insípida, nuestra vida sin sentido, en el mejor vino, en la mayor ilusión de esperanza que debemos compartir con todos los hombres, seguimos las palabras de María, obedezcamos y el Señor hará obras grandes en nosotros.

Javier Abad Chismol

Párroco

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