viernes, 14 de septiembre de 2018

DOMINGO XXIV del Tiempo Ordinario (B-2018)


¿QUIEN DICE LA GENTE QUE SOY YO?


LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA



El Señor nos anima a seguir adelante, a no desfallecer a pesar de la dificultad y de la adversidad, nos abre oído como al sordo y nos desvuelve la vista como al ciego, aprendemos y entendemos el precio de la verdad y de la lucha por la libertad.

Por eso ofrecemos nuestras espalda a los golpes, aceptamos los ultrajes y los insultos, estamos dispuestos a llegar hasta el final en esta conquista, porque sabemos que la empresa en la que estamos no es nuestra, estamos con el Señor, y él es nuestro abogado, nuestro alcázar, nuestro defensor, por eso nos da igual la denuncia del mundo, del impío, del incrédulo, de aquellos que piensan que a Dios se le puede burlar o incluso aniquilar, no seremos decepcionados y por eso podemos hacer frente a los enemigos.

La coherencia, la transparencia viene del Señor que nos ilumina, el apóstol Santiago nos lo dice muy claro, no podemos amar a Dios y decir que le queremos cuando nuestra vida está vacía de obras. Es una llamada a la conquista de la verdad con nuestra propia vida si fuera incluso necesario. Es vital construir un mundo más justo y solidario, ¿de qué nos sirve la queja si luego nos somos capaces de hacer nada? A veces nos contentamos con pensar y decir que está todo muy mal, y nos quedamos tan solo con lamentaciones, y eso nos hace estar inertes, quietos, como aquel que espera su final sin poder hacer nada. Es como cuando vemos que las Iglesias, las parroquias se van vaciando, y no hacemos nada para remediarlo. Tenemos que apostar por la Evangelización, por la conquista de Cristo, que se vea a los cristianos por cómo viven, por lo que hacen, que el que vea un cristiano vea a una persona animada, llena de esperanza y con entusiasmo, el Señor no nos quiere quietos, no caigamos en la tentación del demonio, en la impasibles y en la desmoralización.

Hoy el Señor nos pregunta a cada uno de nosotros ¿Quién dice la gente que soy yo? ¿Qué pensamos nosotros? A veces no entendemos, no comprendemos, vivimos engañados, nos ocurre como a Pedro que no quería consentir el sufrimiento de Jesús, y el mismo Señor le dijo; ¡Apártate de mí Satanás que piensas como los hombres! Estamos llamados a configurarnos con el Señor, a mirar con los ojos de la fe y no con los ojos del mundo.

Seguir a Jesús es dejarlo todo, cargar con su cruz y estar dispuesto perderlo todo, el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que la pierda por el Señor y la Buena Noticia, se salvará.

Javier Abad Chismol




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