“PERMANECED EN MI AMOR”
Los discípulos tuvieron que sufrir la incertidumbre de la
misión encomendada por Jesús, y desde
los primeros momentos tuvieron que vivir y experimentar en sus carnes la
persecución por seguir a Jesús, ya pudieron ver cómo fue la Pasión, lo que le
paso al Maestro.
Cuando Pablo de Tarso acude a ellos sienten temor porque había
sido uno de los pioneros en la persecución de los cristianos, fue uno de los cómplices
de la ejecución de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia. Pero Pablo se
encontró con el Señor y pasó por la gracia de Dios de perseguidor a seguidor.
La conversión es posible si dejamos que Dios actúe en
nuestras vidas, que nos quite la venda de los ojos, que podamos ver la luz y
caminar hacia la verdad.
El creyente acoge al pecador porque experimenta el perdón de
Dios en sus vidas, porque se siente amado, querido y comprendido, eso es la
misericordia, es la gracia de la resurrección, vencer al pecado y vencer a la
muerte.
No amemos de palabra y de boca, amemos de verdad, guardemos
los mandamientos de Dios, en eso reconocemos que le amamos de verdad, que
nuestra fe no es una farsa ni una apariencia, que de nuestro corazón, de
nuestros labios sale el amor de Dios porque le hemos conocido en Espíritu y
Verdad, y ese amor se convierte en acción.
En este tiempo de Pascua se nos invita a permanecer en el
Señor, a que él sea nuestra fuente, nuestro guía, el buen pastor que nos cuida
y nos ama y que quiere lo mejor para cada uno de nosotros, el buen pastor que
da la vida por sus ovejas y nos conoce a cada uno por nuestro nombre.
Él es la vid y nosotros los sarmientos tenemos que permanecer en él para dar fruto abundante,
sin el Señor no podemos hacer nada porque nos marchitaríamos, nos resecaríamos,
y solo serviríamos para la poda y para echarlo al fuego.
Nuestra vida sin Dios carece de sentido, necesitamos de él
para que podamos dar un fruto abundante y que nuestra vida este llena, es que
nuestra vida tenga sentido y alcancemos el sueño de Dios para cada uno de
nosotros.
Javier Abad Chismol