EL SEÑOR NO NOS OLVIDA
Caminamos por nuestra vida muchas veces desorientados, vamos
errantes por una existencia que muchas veces no acabamos de comprender el
sentido que tiene, incluso en nuestro corazón experimentamos el dolor de la
aparente ausencia de Dios. Cuando nos sentimos invadidos por el mal y el por el
pecado, cuando en la vida recibimos el mal por el bien que hacemos, cuando las
intenciones se pervierten por la envidia y la ambición humana, es entonces
cuando nos volvemos a preguntar, ¿Dónde está Dios?
El Señor no nos olvida y solo en él puede descansar nuestra
alma, solo él puede darnos la paz del descanso en lo más profundo de nuestro
ser, viene para salvarnos, y viene también a romper la lógica del mundo, la sabiduría
humana pervertida por el pecado del hombre que pretende hacerlo todo eliminando
a su Creador. Por ello Pablo se siente libre para actuar y manifestar el sentido
de la Buena Nueva de Jesús, porque no le importa los juicios de los hombres, de
la leyes perversas y de la mentira, siente la obligación se sentirse solo
juzgado por Dios, y por lo tanto puede haber una condena de los hombres, de las
leyes de los hombres, del poder, pero la redención de la verdad, no olvidemos
nunca que Jesús fue condenado y ajusticiado por el mundo, por el poder civil,
el religioso y el populismo.
Los designios del Señor se nos serán revelados a su tiempo,
aunque sobrepase todo lo que nosotros creemos, para que así venza nuestros
miedos y nuestros temores, especialmente cuando al definirnos y manifestar nuestra
coherencia nos pueden surgir los temores de la incertidumbre, hoy se nos
propone a que nos descansemos en los brazos del Señor, a que seamos capaces de
querer y amar el Señor, y es más, incluso que seamos de saltar al vacío si
fuera necesario.
Busquemos primero el Reino de Dios y su justicia, así no
quedaremos seducidos por el mundo, por relativismo y lo práctico, es vivir en
el mundo pero con los ojos puestos en el Señor.
Javier Abad Chismol
Primera lectura
Isaías 49:14-15
14 Pero dice Sión: «Yahveh me ha abandonado, el Señor me ha
olvidado.»
15 - ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin
compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo
no te olvido.
Salmo responsorial
Salmo 62:2-3, 6-9
2 En Dios sólo el descanso de mi alma, de él viene mi
salvación;
3 sólo él mi roca, mi salvación, mi ciudadela, no he de
vacilar.
6 En Dios sólo descansa, oh alma mía, de él viene mi
esperanza;
7 sólo él mi roca, mi salvación, mi ciudadela, no he de
vacilar;
8 en Dios mi salvación y mi gloria, la roca de mi fuerza. En
Dios mi refugio;
9 confiad en él, oh pueblo, en todo tiempo; derramad ante él
vuestro corazón, ¡Dios es nuestro refugio!
Segunda lectura
I Corintios 4:1-5
1 Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de
Cristo y administradores de los misterios de Dios.
2 Ahora bien, lo que en fin de cuentas se exige de los administradores
es que sean fieles.
3 Aunque a mí lo que menos me importa es ser juzgado por
vosotros o por un tribunal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mí mismo!
4 Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso
quedo justificado. Mi juez es el Señor.
5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga
el Señor. El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los
designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza
que le corresponda.
Evangelio
Mateo 6:24-34
24 Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno
y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis
servir a Dios y al Dinero.
25 «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida,
qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida
que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni
recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis
vosotros más que ellas?
27 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se
preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
28 Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios
del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29 Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se
vistió como uno de ellos.
30 Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se
echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres
de poca fe?
31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a
comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya
sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas
se os darán por añadidura.
34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se
preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
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