¡DESPERTAD DEL SUEÑO!
Isaías nos enseña cual es el camino que nos conduce al Señor,
que nos lleva al encuentro gozoso con un Dios que es Padre y que es amor. Él
reunirá a todos los pueblos de la tierra, nos llevará a la paz, a la verdadera
paz que nos conduce a la libertad auténtica, aquella que hace que el ser humano
y la humanidad entera rompa sus cadenas. Venid, subamos al monte de Yahveh, a
la Casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos
sus senderos.» Pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh,
y por lo tanto, caminemos hacía la luz que nos da el Padre, que da sentido a nuestra vida y nos llena de
esperanza.
Hoy vamos alegres a la casa del Señor, hoy vemos como la luz
de la venida del Señor empieza a alumbrar los corazones, las casas, los
pueblos, hoy comenzamos la preparación de la Navidad y por eso estamos alegres.
Despertemos del sueño, de nuestra ausencia de esperanza,
porque llegan días de gloria y de liberación. Despojémonos de las obras de las
tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.
Hoy se nos llama a la dignidad del que vive a pleno día, que
no tiene una vida oculta llena de pecado y oscuridad, hoy abrimos nuestros
corazones para que la luz del Señor ilumine nuestras vidas y sirva de esperanza
a la humanidad entera, nada de pecado y perversión, seamos coherentes con el
regalo que el Señor nos ha dado que es la fe que se transforma en obras.
Por la maldad creciente se enfriará el amor de la mayoría, no
consintamos que el pecado, la corrupción, la doble moral, nos aleje del amor de
Dios, portémonos con la dignidad que corresponde a la llamada de ser seguidores
de Jesucristo.
No se trata de una amenaza, es un toque de atención por parte
del Señor, como Padre bueno que quiere lo mejor para sus hijos, que quiere que
todos se salven y entren por la puerta de salvación. El descuido, el abandono,
la dejadez, nos podría llevar a nuestra destrucción, por eso despertad del
sueño y levantad la cabeza, no caminemos como si fueras muertos vivientes,
inertes y desesperanzados, hipnotizados por los poderes de las tinieblas y del
mal, alcemos la cabeza, despertemos del sueño, se acerca nuestra liberación.
Isaías 2:1-5, Romanos
13:11-14, Mateo 24:37-44
Javier Abad Chismol
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