No hay peor atentado y asesinato que aquel que se realiza en
nombre de un dios, que justifica que el ser humano pueda cometer las mayores
atrocidades. Cuando veíamos como asesinaban en Egipto a cristianos Coptos como
muestra de poder sobre las personas, sembrando una política del terror, matar
por matar, hacer daño por hacer daño, con un pulso de poder sin piedad contra
todo.
Seguramente el Estado Islámico no es un movimiento religioso,
seguramente no es más que un pretexto que se utiliza para conseguir cuotas de
poder y de dominio de unos sobre otros. La religión del Islam en su parte más
radical, parece ser una forma y una manera de ver como se puede dominar a las
personas y conseguir los objetivos que uno se proponga.
El lavado de cerebro para conseguir que personas débiles
descubran en esta hipotética religión una forma de ser útil, de servir a una
causa, y se convierten así en soldados baratos y obedientes. Muchos son los
jóvenes que desde otros países acuden deslumbrados a luchar en la Yihad,
personas que en sus respectivos lugares seguramente no eran nada religiosos. Se
convierten en mercenarios por una causa que no conocen de verdad, siguiendo a
un dios que no lo es y cuyos dirigentes son terroristas sin escrúpulos y
verdaderamente blasfemos. Porque anuncian un dios castigador, justiciero,
sanguinario, sin respeto a la humanidad y privador de libertad, lo siento, pero
en ese no se puede creer, solo se puede sucumbir así a la política del terror y
del miedo.
El asesinato público, utilizando las redes sociales, es una
muestra de la intención de este movimiento terroristas, decapitaciones,
incendiar a personas, no es otra cosa que conseguir que el mundo entero se
arrodille ante su dios miedo y dominador, y no aceptar sus exigencias es la
desobediencia que lleva a perder la vida de manera ejemplar y humillante para
que lo vean los infieles.
Se tiene que hacer un esfuerzo por descubrir a sus integrantes, llenos de victimas, por un
lado los captados de diferentes formas y maneras y por otro los ideólogos que
se cubren de religión cuando solo es conquista a precio de terror.
Javier Abad Chismol
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