LA PRESENTACIÓN DEL
SEÑOR
LA CANDELARIA
LUNES 2 DE FEBRERO 2015
A LAS 19:30 HORAS
Aunque esta fiesta del 2 de febrero cae fuera del tiempo de
navidad, es una parte integrante del relato de navidad. Es una chispa de fuego
de navidad, es una epifanía del día cuadragésimo. Navidad, epifanía,
presentación del Señor son tres paneles de un tríptico litúrgico.
Es una fiesta antiquísima de origen oriental. La Iglesia de
Jerusalén la celebraba ya en el siglo IV. Se celebraba allí a los cuarenta días
de la fiesta de la epifanía, el 14 de febrero. La peregrina Eteria, que cuenta
esto en su famoso diario, añade el interesante comentario de que se
"celebraba con el mayor gozo, como si fuera la pascua misma"'. Desde
Jerusalén, la fiesta se propagó a otras iglesias de Oriente y de Occidente. En
el siglo VII, si no antes, había sido introducida en Roma. Se asoció con esta
fiesta una procesión de las candelas. La Iglesia romana celebraba la fiesta
cuarenta días después de navidad.
Entre las iglesias orientales se conocía esta fiesta como
"La fiesta del Encuentro" (en griego, Hypapante), nombre muy significativo
y expresivo, que destaca un aspecto fundamental de la fiesta: el encuentro del
Ungido de Dios con su pueblo. San Lucas narra el hecho en el capítulo 2 de su
evangelio. Obedeciendo a la ley mosaica, los padres de Jesús llevaron a su hijo
al templo cuarenta días después de su nacimiento para presentarlo al Señor y
hacer una ofrenda por él.
Esta fiesta comenzó a ser conocida en Occidente, desde el
siglo X, con el nombre de Purificación de la bienaventurada virgen María. Fue
incluida entre las fiestas de Nuestra Señora. Pero esto no era del todo
correcto, ya que la Iglesia celebra en este día, esencialmente, un misterio de
nuestro Señor. En el calendario romano, revisado en 1969, se cambió el nombre
por el de "La Presentación del Señor". Esta es una indicación más
verdadera de la naturaleza y del objeto de la fiesta. Sin embargo, ello no
quiere decir que infravaloremos el papel importantísimo de María en los
acontecimientos que celebramos. Los misterios de Cristo y de su madre están
estrechamente ligados, de manera que nos encontramos aquí con una especie de
celebración dual, una fiesta de Cristo y de María.
La bendición de las candelas antes de la misa y la procesión
con las velas encendidas son rasgos chocantes de la celebración actual. El
misal romano ha mantenido estas costumbres, ofreciendo dos formas alternativas
de procesión. Es adecuado que, en este día, al escuchar el cántico de Simeón en
el evangelio (Lc 2,22-40), aclamemos a Cristo como "luz para iluminar a
las naciones y para dar gloria a tu pueblo, Israel".
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