LA LIBERTAD
DEL HOMBRE, ES PODER ELEGIR
El señor nos ama y por lo tanto nos ha dejado completamente
libres, con la posibilidad de estar cerca o lejos de Él. Nos dice uno de los
libros de la sabiduría, que ha puesto fuego y a agua a nuestro alcance, el bien
y el mal, la fe o la incredulidad, el amor o el egoísmo, ¿Cuál es nuestra
opción? ¿En donde reposa la libertad?
Unos piensan que la libertad es acabar con Dios, con
preceptos, con normas y con religiones, se saltan al verdadero Señor para
sobrepasarlo, para quedarse tan solo en lo errores humanos, en los defectos de
las religiones y con esa excusa ya no quieren saber nada de Dios, es la opción
a renegar de ser hijo de Dios, y convertirse así en juez de la mi historia y de
la humanidad, un mundo si Dios, es un mundo libre.
Es bueno tener temor de Dios para no caer en la ignorancia
del aniquilamiento de Dios, el que teme cuida su vida, su moral, el que no teme
se considera hasta dueño de su conciencia, juez de lo bueno y de lo malo,
legisla sin escrúpulos porque la norma moral es el mismo y su pensamiento.
Somos privilegiados por la fe, porque aquello que los sabios
de este mundo no ven, aquello que no sienten, se nos ha sido revelado en
nuestro Señor Jesucristo, ¡qué gran regalo es la Fe! El Señor nos ama porque
nos ha mostrado el tesoro escondido a los hombres incrédulos. Privilegiados no
por ser mejores, sino por abrirnos al misterio de la fe y del amor de Dios, es
regalo y compromiso, y lo que es más importante portadores de la fe a todos los
hombres, para que vean, para que oigan, para que caminen y se abracen a la
verdad.
Pero no caigamos en el extremo de abolir la Ley de Dios con
una especie de buen ismo basado en un amor abstracto, cumplir la Ley es vital
para no perder en norte de lo que es bueno y de lo que es malo, y eso no entra
en contradicción para nada con el amor de Dios. Abrazo y amor en corrección que
nos lleva a ser cada día mejores, y no por nuestros méritos, sino por la gracia
de Dios.
Javier Abad Chismol