sábado, 29 de junio de 2013

SEMANA XIII TIEMPO ORDINARIO





XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


TE SEGUIRÉ A DONDE VAYAS





Somos llamados por el Señor para llevar a cabo una misión que consiste en sentirnos de su propiedad, al igual que Eliseo que no reconoció la llamada material de sus pertenencias, dejo sus bueyes, sus cosas, sus asuntos personales, lo dio a los demás  y se encomendó a la misión sagrada que tenía encomendada.

Es poder afirmar con el Señor que es el lote de mi heredad, que es reconocer que el Señor es lo más importante que tenemos, que es el principio y el fin en nuestro existir.

Cristo nos ha liberado para que seamos libres y no volvamos a caer en la esclavitud del pecado y de la ausencia de Dios. Sed esclavos unos de otros por amor, no utilicéis mal el gran regalo que es la libertad, liberados ya  de las cadenas del pecado que nos lleva a nuestra propia destrucción.

Amar al prójimo como uno mismo, tal como nos sentimos amados y respetados por el Señor, caminad según el Espíritu y no dejándonos arrastrar por los apetitos desordenados.

Dios nos quiere libres y deja que acogemos o rechacemos su mensaje, es la libertad del amor de Dios, un amor que es verdadero y limpio, ¿estamos dispuestos a seguir a Jesús? ¿Sabemos el precio que podemos pagar por ellos? ¿Hasta dónde llega nuestro amor? Jesús contestó a sus seguidores cuando afirmaban que le seguirían donde quiera que fuera;”las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nidos pero el Hijos del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” otros le dijeron; “deja primero que entierre a mi padre, que me despida”, Jesús afirma con rotundidad; “deja que los muertos entierren a sus muertos”.

En definitiva se nos pide una triple exigencia; dejar todo por el Señor como Eliseo; caminar según el Espíritu, y no mirar atrás una vez emprendido el camino. Que podamos afirmar con confianza:

SEÑOR, ERES EL LOTE DE MI HEREDAD



Javier Abad Chismol.  Parroco

sábado, 1 de junio de 2013

CORPUS 2013



SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO


“ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO”





Celebramos la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, celebramos la mayor entrega de amor que se ha realizado en toda la historia de la humanidad. El Padre que nos amo sin medida nos dio a su único Hijo Jesucristo para anunciarnos el camino de la salvación.

Tanto nos amó que se entrego por nosotros en la cruz, cargó con nuestro pecados y nuestras infidelidades.

Una vez terminado su camino por este mundo nos dejó la Eucaristía como viático, como alimento para el camino. Su alimento es para la vida eterna, camina con nosotros y cada vez que comulgamos el Señor pasa a formar parte de cada uno de nosotros, nos configuramos con Él y por lo tanto el Sacramento nos da la comida espiritual que necesita nuestra alma, para así alcanzar la plenitud y gozar ya del amor de Dios en nuestra vida mortal.

En la Eucaristía se nos ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la resurrección. La Eucaristía es el misterio de la fe, todos los días la celebramos, pero en esta solemnidad tiene que ser de una manera especial. 

El Sumo Sacerdote Melquisedec agradece a Dios la victoria, y lo hace con el pan y con el vino.

La multiplicación de los panes es el anuncio de la Eucaristía, pero lo es como algo que nos llevará mucho más allá de nuestra vida mortal, nos da la verdadera vida, la que no perece y se marchita, es el alimento que nos dará la fuerza para seguir en la misión que cada uno tenemos encomendada en nuestra vida, solos, sin brújula, ni mapa, no podemos seguir, tenemos que reconocer a Cristo como; camino, verdad y vida.

También nosotros veneramos especialmente a nuestro patrón san Juan de Ribera gran amante de la Eucaristía, del Santísimo Sacramento, hoy pedimos su protección, su consuelo, para que nos ayude amar el misterio de Cristo, hoy nos unimos a su voz con su misma devoción y decimos con todo el corazón y el respeto:


¡ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO!
¡ALABADO SEA POR SIEMPRE!



Javier Abad Chismol.  Parroco